En Madrid todo el mundo encuentra su lugar. Así las cosas, y aunque la ciudad abraza a todo el mundo en cualquiera de sus calles, hay rincones que parecen estar hechos a medida. De esta manera, el colectivo LGTBI convirtió Chueca en su hogar, los amantes del rock hicieron lo propio con los bajos de Argüelles, los más futboleros tienen el Santiago Bernabéu y Cibeles; o ahora el Wanda Metropolitano y Neptuno… y así un largo etcétera que no cabría en estas líneas.

Lo mismo sucede con la ópera, protagonista primera del lugar al que aquí se refiere. Y es que en la capital, al lado de la parada de Metro con este mismo nombre no solo se encuentra el Teatro Real, sino también otros lugares para quienes les gusta el género o, simplemente, acuden a la ciudad en busca de una velada agradable.

ElPlural.com asistió el pasado sábado, de la mano de la agencia RV edipress,  al Café de la Ópera. Un sitio que, ubicado en la Calle de Arrieta número 6 trata de poner en valor el género lírico, no solo la ópera, también la zarzuela que, lamentablemente, y tal y como asegura el director artístico Manuel Ganchegui -quien ha recorrido más de 50 países gracias a la música- suena “sobre todo a las generaciones más jóvenes, a algo antiguo e, incluso, casposo”.

Nada más lejos de la realidad, ambos géneros -el segundo de ellos de origen español- se encuentran muy vivos en Europa y, espera el equipo del Café de la Ópera, también se revalorice en nuestro país, pues obedece a una cuestión de gustos y cultura, que nada tendría que ver con otros pormenores como la edad o el espectro político.

Una noche para celebrar la ópera y reivindicar la zarzuela

Con ello, vayamos a la 'cita'. Los viernes y sábados a las 21:30 profesionales del mundo del género lírico se dan cita en este acogedor rincón del Madrid castizo para sorprender a los comensales que allí se encuentran, cantándoles en directo y mesa por mesa.

Las obras a representar van cambiando, en nuestro caso pudimos disfrutar de algunas piezas de óperas tan reconocidas como Carmen, de Georges Bizet o El elixir del amor, de Gaetano Donizetti. El equipo, formado en esta ocasión por la argentina Virginia Wagner, la colombiana Vanessa Cera y el también argentino Agustín Gómez representaron igualmente Ah! Mes Amis, de Luciano Pavarotti o las zarzuelas No puede ser (de La tabernera del Puerto); y La Gran Vía.

Esta última se conoce como revista porque a diferencia de la zarzuela no requiere tener un argumento definido. Asimismo, para los amateurs como es un servidor, ópera y zarzuela se distinguen en que la primera solo se canta, mientras que la segunda también se representa. Cabe destacar que te explican con todo lujo de detalles el origen y la historia de todo cuanto interpretan y mantienen, sobre todo en el momento final, una interacción continua con el público. De ahí que no haga falta ser ningún experto para animarse a acudir y pasar una noche especial en compañía de familiares, amigos o ¿por qué no? Para sorprender en una primera cita.

25 años de historia con origen en EEUU

Tuvimos, además, la oportunidad de hablar con el máximo responsable del lugar, que contó en declaraciones a este medio curiosidades sobre su trayectoria profesional y el origen del lugar.

“La idea la llevan a cabo la propietaria Carmen Garús y su familia, que tenían idea de hacer algo aquí. Contactó conmigo y nos pusimos a trabajar”, cuenta Ganchegui, a la vez que explica: “Yo llevo 30 años en el mundo de la lírica; y estos espectáculos 25 años funcionando. Nos conocíamos a través de un familiar y vimos las posibilidades que había. La idea la había visto en un teatro de Estados Unidos en el que cantaban góspel y folk americano”.  

En la misma línea, celebra que las actuaciones del café de la Ópera permiten “acortar esa distancia” que a veces en el mundo de la música en particular y de la cultura en general existe entre, en este caso, los músicos y el público.

El menú, a la altura

A todo lo relatado en este artículo hay que sumarle el menú degustación de La Cenicienta. A la altura del espectáculo, durante lo que resta de año natural se puede disfrutar de un entrante, un primer plato, un segundo, un tercero y el postre:

  • Entrante: Croquetitas de jamón de Jabugo sobre patatas paja.
  • Primer plato: Bisqué de marisco con croûtons de langostino y aceite de pimentón ahumado.
  • Segundo plato: Merluza en tempura sobre pimientos asados y alioli de azafrán.
  • Tercer plato: Carrillera de ternera a baja temperatura en salsa de Oporto con chalotas, parmentier de patata y zanahoria crujiente.
  • Postre: Tarta gallega de queso con helado de violeta.

 

En definitiva, el Café de la Ópera nos sorprendió para bien e invitamos a cualquier persona que le apetezca vivir la experiencia que vaya a él y rompa con los estereotipos que con el paso de los años se han acentuado en torno al género lírico. Que acuda, con quien quiera, y simple y llanamente, con la intención de disfrutar; porque sin duda, lo hará.