Al norte de la provincia de Castellón, en la Costa del Azahar y sobre una península rocosa unida a tierra solamente por un istmo de arena se erige Peñíscola. Forma parte de los 116 pueblos más bonitos de España y es famoso por su imponente fortaleza, el Castillo del Papa Luna, que se alza majestuoso sobre el peñón, vigilando el mar. Este mágico enclave ha sido uno de los escenarios de 'Juego de Tronos' dando vida a la ciudad de Mereen, en la Bahía de los Esclavos. Allí fue donde Daenerys inició una batalla clave en la serie. La rampa de Felipe II, el Portal Fosc, la plaza de Santa María, el paseo de Ronda y el Parque de la Artillería asistieron silenciosas a las idas y venidas de personajes tan emblemáticos de la serie como Tyrion, Varys, Gusano Gris y Missandei, además de la Madre de Dragones.
Más allá de la serie que conquistó a millones de seguidores en todo el mundo, Peñíscola es uno de los enclaves turísticos más visitados de España. Ofrece al visitante una fascinante mezcla de historia, cultura y encanto mediterráneo. Más allá de su atractivo histórico y de las leyendas que esconde el lugar, nos regala un interesante recorrido por su entramado de estrechas calles empedradas y casas encaladas, que invitan a ser exploradas. Así como una gastronomía exquisita que no dejará indiferente a ningún paladar.
La historia y los orígenes de Peñíscola
La ciudad de Peñíscola cuenta con más de 2500 años de historia y ha sido influenciada por diversas civilizaciones, incluidos los íberos, fenicios, griegos, romanos, cartagineses y árabes, lo que ha creado un rico tapiz de leyendas y tradiciones. Conocida como la "Ciudad en el Mar", Peñíscola ha sido durante siglos una fortaleza que se remonta a la época de los Templarios en el siglo XIII. Este emblemático lugar se erige sobre un peñón rocoso, lo que le confiere un aspecto inexpugnable.
El Castillo de Peñíscola, también conocido como Castillo del Papa Luna, es un emblema de la ciudad. Fue construido entre 1294 y 1307 por la Orden del Temple sobre los restos de una antigua alcazaba árabe, aunque la construcción fue interrumpida antes de finalizar debido a la abolición de dicha Orden. Más tarde, habitó en él, el Papa Luna, Benedicto XIII, conocido por su papel durante el Cisma de Occidente, que tras ser depuesto en el Concilio de Constanza, eligió este lugar como su residencia y sede pontificia, manteniendo su título hasta su muerte en 1423.
Asimismo, la ciudad, declarada Bien de Interés Cultural, conserva un casco antiguo que parece detenido en el tiempo, con sus murallas que datan de finales del siglo XVI, construidas bajo el mandato de Felipe II. Siendo Peñíscola un punto estratégico importante a lo largo de la historia de España debido a su ubicación y sus recursos naturales, como los manantiales de agua dulce. Aunque su importancia militar disminuyó después de 1890, su riqueza cultural e histórica sigue atrayendo a visitantes de todo el mundo.
Las leyendas que envuelven la ciudad
Peñíscola está envuelta en varias leyendas que aportan un aire místico y enigmático a este pintoresco pueblo castellonense. Una de las más fascinantes está relacionada con los Templarios y la posible existencia de un tesoro escondido en algún lugar de la Sierra de Irta, posiblemente en el Castillo de Peñíscola. Aunque la línea entre la historia y la leyenda es difusa, la idea de un tesoro compuesto por cofres repletos de metales preciosos, documentos valiosos e incluso reliquias como el Arca de la Alianza o el Santo Grial hace volar la imaginación de muchos.
Otra antigua leyenda es la del Papa Luna, quien supuestamente ocultó en Peñíscola el Códice Imperial, un pergamino de gran poder que podía hacer vacilar la fe de quien lo leyese. A pesar de las intensas búsquedas realizadas tras su muerte, el códice nunca fue encontrado, sumándose a los misterios que rodean la figura del Benedicto XIII.
Para quienes deseen explorar estas leyendas de primera mano, se ofrecen tours que recorren el castillo y el casco histórico de Peñíscola, revelando los símbolos ocultos de los Templarios y contando las historias que han marcado a este encantador pueblo costero.
¿Qué ver en Peñíscola?
Al llegar a esta joya de la Costa del Azahara, uno de los primeros puntos que captura nuestra atención es el imponente Castillo del Papa Luna, construido por los Templarios sobre una alcazaba musulmana. Este castillo no solo destaca por su arquitectura, sino también por las panorámicas vistas al Mediterráneo que ofrece desde su punto más elevado.
Vista del Castillo del Papa Luna en Peñíscola, Castellón.
Descendiendo del castillo, el casco antiguo de Peñíscola te espera con sus callejuelas y rincones llenos de encanto. Aquí, la Plaza de Santa María actúa como un punto de encuentro, rodeada por edificaciones históricas y con una atmósfera que evoca tiempos medievales. No muy lejos, el Bufador nos muestra un espectáculo natural único donde el mar, al golpear contra las rocas, crea un sonido característico que da nombre al lugar.
La Ermita de la Virgen de la Ermitana, con su estilo barroco y detalles militares en la fachada, se alza orgullosa cerca del castillo, siendo otro de los tesoros arquitectónicos de la ciudad. En las proximidades, el Parque de la Artillería, la única zona verde dentro del casco antiguo, proporciona un respiro de paz y unas vistas excepcionales hacia el mar y la ciudad.
Al salir de la fortaleza, el Faro de Peñíscola, de estructura blanca y octogonal, se erige como un guardián del mar, ofreciendo vistas inigualables del castillo y el azul infinito del Mediterráneo. Mientras paseas por las proximidades del faro, te encontrarás con la Casa de las Conchas, cuya propietaria, Justa Mir, se convirtió en una pionera del turismo local al construir esta emblemática casa decorada con conchas del mar.
Faro de Peñíscola con vistas al mar Mediterráneo.
Para aquellos interesados en la historia marítima de la ciudad, el Museo del Mar es una parada obligatoria. Situado en un antiguo edificio del Baluarte del Príncipe, el museo cuenta con una interesante colección de fotografías, objetos y documentales. Finalizando el recorrido en el bullicioso Puerto de Peñíscola, que recuerda a los visitantes la importancia del mar para esta encantadora ciudad.
Una playa de ensueño
La Playa Norte de Peñíscola es otra parada que nadie se puede perder durante la visita a la ciudad. Este destino encantador situado cerca del casco antiguo, famoso por sus magníficas vistas al Castillo de Peñíscola, tiene 5 kilómetros de extensión y está equipada con numerosos servicios, incluyendo alquiler de sombrillas y hamacas, accesibilidad para personas con movilidad reducida y aparcamiento.
Playa Norte de Peñíscola con la ciudad de fondo.
Además, ha sido galardonada con distintivos de calidad como la Bandera Azul y la Bandera Q del Instituto para la Calidad del Turismo de España, lo que garantiza una experiencia segura y agradable para todos los visitantes. Esta hermosa playa es también un lugar ideal para los aficionados a los deportes acuáticos, ofreciendo actividades como vela, canoa y motos de agua, gracias a las condiciones favorables del mar en esta zona.
Gastronomía con herencia marinera
La gastronomía de Peñíscola es rica y variada, y refleja inevitablemente su herencia marinera con platos basados en pescado y marisco fresco. Entre las especialidades que se pueden degustas en la ciudad se encuentra la paella, que mezcla marisco con verduras locales, y el "suquet de peix", un guiso tradicional. Otros platos destacados incluyen el "arrossejat", "all i pebre de rap", y la "fideuá". Además, se celebran eventos gastronómicos durante el año, destacando en el que se cocina el particular "caragol punxent", la Ruta Gastronómica "Chanclas y Tapas" y las Jornadas Gastronómicas del Langostino y el Pulpo.
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