La llegada del otoño y la cercanía del invierno nos alejan de la playa y del sol y, por el contrario, nos impulsan a buscar el recogimiento y la tranquilidad que ofrece el turismo rural. Y para eso, España anda sobrada de pueblos que ofrecen una cálida acogida a los visitantes en la época de frío. La calma implícita de estas fechas nos impulsa a disfrutar con más pausa de las joyas arquitectónicas, implicarse en sus tradiciones y, sobre todo, hacer más hueco para la gastronomía local, contundente como suele ser.
Desde Oxigena2 ya os ofrecimos algunos de los pueblos que visitar en este otoño, aprovechando los consejos de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, pero en esta ocasión seguiremos la experiencia de la web de Turismo de España, que ha realizado una selección de los 18 pueblos españoles más bonitos de España que se merecen una visita o una escapada en estas fechas.
Ronda, en Málaga
La joya de la Sierra de Málaga, conocida por sus vistas desde el Puente Nuevo al tajo sobre el Río Guadalevín, sobre el que se alza a casi 100 metros de altura. La panorámica desde este puente es una imagen icónica de los pueblos más hermosos de España. También tiene fama su plaza de toros, donde cada año se celebra la famosa corrida goyesca. Piérdete por las callejuelas de cualquiera de sus tres famosos barrios: la antigua medina árabe, el barrio de San Francisco, separado por las murallas, y el del Mercadillo, al otro lado del río.
Trujillo, en Extremadura
Conocida como la "cuna de descubridores", en Trujillo nacieron Francisco Pizarro, descubridor de lo que ahora conocemos como Perú, y Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas. Su carta de presentanción es la Plaza Mayor, rodeada de soportales y coronada con la estatua ecuestre de Pizarro. La visita a su castillo, en la parte más alta, ofrece unas vistas increíbles, aunque es a ras de suelo, entre sus callejuelas, donde te transportoras a la Edad Media.
Cadaqués, en Cataluña
Algo tendrá esta villa blanca si consiguió enamorar a Salvador Dalí, que cerca de allí tiene su Casa-Museo. Situada en una bahía, es famosa por sus calas y por las vistas idílicas desde la Iglesia de Santa María. Para los más movidos, una ruta en bicicleta por el Parque Natural del Cap de Creus es obligatoria. Para los más hedonistas, un buen "suquet" de pescado.
Combarro, en Galicia
Combarro, en Pontevedra, presume de ser uno de los pueblos mejor conservados de Galicia. Es un pueblo marinero famoso por sus casitas y los cruceiros en las plazas, además de los famosos hórreos de piedra que rozan la orilla del mar. La gastronomía gallega está aquí en su esplendor y para digerirla, nada mejor que alguno de los famosos licores u orujos de la zona.
Albarracín, en Aragón
Un clásico entre las joyas rurales de España es Albarracín, en Teruel. Los paseos de sus callejuelas se interrumpen cada dos por tres para disfrutar de sus miradores improvisados, a 1.182 mtros de altitud, desde los que contemplar sus mágicas casas de color rojizo. Su Plaza Mayor es un emblema, pero fuera del pueblo hay mucha oferta: el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, las muestras de arte rupestre documentadas o la subsede de Dinópolis, el parque temático de los dinosaurios que hará las delicias de los más pequeños.
Tejeda, en las Islas Canarias
Las Islas Canarias son sinónimo de playas y buen clima, pero habrá quien quiera hacer un parón en las jornadas playeras y Tejeda, en Gran Canaria, es una fantástica opción. El verdor de la isla y sus rutas naturales se combinan con las casas tradicionales para pasear y la gastronomía, con su dulce típico: el Bienmesabe. Además, se puede visitar en Tejeda el símbolo de la isla, el monolito de Roque Nublo.
Valldemossa, en las Islas Baleares
Uno de los monumentos más apreciados de esta localidad de la isla de Mallorca es su famosa Cartuja, donde se hospedaron el compositor polaco Frederic Chopin y su pareja la escritora francesa Aurore Lucile Dupin de Dudevant (George Sand). También son recomendables las excursiones senderistas por la Sierra de Tramuntana, que ha sido declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Santillana del Mar, en Cantabria
Santillana del Mar es una hermosa villa medieval situada en la ruta norte del Camino de Santiago y cuenta con torres defensivas y palacios renacentistas que conforman uno de los conjuntos históricos más importantes de Cantabria. Su mayor tesoro son las Cuevas de Altamira, conocidas como la “Capilla Sixtina del Paleolítico” y declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Almagro, en Castilla-La Mancha
Declarada Conjunto Histórico-Artístico, esta localidad de Castilla-La Mancha es famosa también por su festival internacional de teatro clásico y es digno de ver, en cualquier época del año, su Corral de Comedias, declarado Monumento Nacional, del siglo XVI, en el que se representaban las obras teatrales del Siglo de Oro español, además de su Museo Nacional del Teatro, que cuenta con interesantes fondos dedicados a la escenografía, trajes teatrales del siglo XVIII, maquetas de teatros y teatrines, además de un completo archivo pictórico y musical.
Hondarribia, en País Vasco
Es una ciudad de larga tradición marinera y turística de la costa guipuzcoana, y su casco histórico con murallas que aún se conservan y repleto de edificios señoriales ha sido declarado Monumento Histórico Artístico. Según cuenta la tradición, Hondarribia fue fundada por el rey visigodo Recaredo en el siglo VI de C y durante la Edad Media, recibió de la Corona de Castilla el Fuero de San Sebastián. En la parte más alta de la ciudad se sitúa la plaza de Armas y en uno de sus lados, el Castillo del emperador Carlos V, que alberga el Parador de Turismo.
Pedraza, en Castilla y León
La villa de Pedraza cuenta con una de las plazas mayores más bellas de Castilla y León. Sus empedradas calles y sus casas blasonadas componen un conjunto urbano medieval que merece la pena ser recorrido, desde la Puerta de la Villa hasta el castillo, en cuyo torreón, actualmente museo, el pintor Zuloaga tuvo un estudio. También de interés son la cárcel medieval y la iglesia de San Juan.
Peñíscola, en la Comunidad Valenciana
Peñíscola es uno de los principales centros turísticos de la provincia de Castellón, que cuenta con un castillo anclado en el mar sobre un gran montículo, y con unas hermosas vistas del Mediterráneo, desde la Plaza de Armas o desde la torre del Homenaje. En primavera y verano este recinto amurallado acoge un festival de cine de comedia española y un festival de música antigua y barroca.
Cudillero, en Asturias
Cudillero es un pequeño y pintoresco puerto de pescadores enclavado en la ladera de una montaña, con sus casas colgantes que se sitúan en una abrupta herradura de acantilados alrededor del puerto.Cuenta con una ruta de miradores, entre los que cabe citar el Paseo al Faro, La Garita, La Atalaya o El Pico.
Sus dos construcciones más importantes son la iglesia parroquial de estilo gótico que data del siglo XVI, en la que se pueden admirar tallas barrocas; y la capilla del Humilladero, que es el edificio más antiguo de la villa. Su principal atracción turística son las tabernas de pescado, que se encuentran en una estrecha plaza adoquinada junto al mar.
Olite, en Navarra
Cuenta con un conjunto histórico artístico con presencia romana y goda en su cerco amurallado y la reminiscencia de todo el esplendor de la corte medieval de Carlos III en su castillo-palacio.Tiene dos iglesias medievales: la de Santa María, gótica, perteneciente al siglo XIII, con bellísima portada y magnífico retablo, y situada en parte dentro del palacio, y la de San Pedro, la más antigua de Olite, de fachada y claustro románicos. También es muy recomendable la visita al palacio de Olite, que fue reconstruido completamente en 1937, y el palacio viejo, convertido en Parador Nacional. En las inmediaciones se halla la laguna de Pitillas, con observatorio de aves y, al otro lado del río Aragón, el Monasterio de la Oliva, de impresionante iglesia cisterciense y claustro gótico.
Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja
Esta localidad de La Rioja está marcada por el Camino de Santiago y su entramado de calles medievales está declarado Conjunto de Interés Histórico-Nacional por sus murallas, la Catedral y el antiguo Hospital de Peregrinos. Junto a su gastronomía el visitante no debe perderse sus famosos vinos. A los pies de la Sierra de la Demanda y el monte de Yuso, Santo Domingo fundó esta villa en el año 1044 para socorrer a los peregrinos que viajaban en la Baja Edad Media hasta Santiago de Compostela.
Caravaca de la Cruz, en Murcia
Un caserío que se extiende en torno a un castillo, muestras del Renacimiento murciano, es lo que más atrae de esta localidad que estuvo habitada por las culturas argárica, íbera y romana, aunque los orígenes de su estructura urbana hay que buscarlos durante la dominación árabe. De origen musulmán, el casillo fue ampliado en el siglo XV por la Encomienda de los Templarios y más tarde pasó a la Orden de Santiago. Catorce torreones custodian al Santuario de la Santísima y Vera Cruz, que se levantó en su centro en el siglo XVII. La portada, que se añadió un siglo más tarde, es de traza barroca. El conjunto es Monumento Histórico Artístico y alberga en su interior el Museo de Arte Sacro e Historia.
Chinchón, en la Comunidad de Madrid
Lo más destacable de este pintoresco pueblo madrileño es su plaza medieval, de planta irregular y rodeada por casas de dos y tres alturas con balcones corridos, de madera. Situada a 45 km de Madrid, esta localidad se distingue en la distancia por sus casas arracimadas y asentadas en cerros. La iglesia actual se terminó de reconstruir en 1828 y es una mezcla de estilos gótico, plateresco, renacentista y barroco. En su interior se guarda el magnífico cuadro de La Asunción de la Virgen, pintado por Goya. Otras construcciones de interés son: el convento de las Clarisas, del siglo XVII; la Torre del Reloj, perteneciente a la antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia y restaurada en 1856; y los restos de un castillo del siglo XV, reconstruido entre 1590 y 1598 por el III Conde de Chinchón e incendiado también en 1808 por los contingentes de Napoleón.
Fregenal de la Sierra, en Extremadura
El casco antiguo de esta villa está declarado Bien de Interés Cultural, por su castillo medieval de la Orden del Temple (mediados siglo XIII), su Plaza de Toros (siglo XVIII) y el Mercado de Abastos (siglo XX). Otras de sus jojas arquitectónicas son la Iglesia de Santa María y la Casa Parroquial, o el retablo renacentista de la Iglesia de Santa Ana o la techumbre mudéjar y las imágenes de La Piedad y Virgen con el Niño (siglo XV), situadas en la Iglesia de Santa Catalina. A seis kilómetros de la ciudad, se localiza el Santuario de la Virgen de los Remedios, que alberga la imagen de la patrona de Fregenal. En su honor, se celebra desde 1506 la Romería de la Virgen de los Remedios.
