La receta de la abuena de la sopa de marisco es uno de esos platos que aparecen año tras año en muchas casas cuando llegan las fiestas. Es habitual verla en la mesa de Nochebuena, como primer plato del día de Navidad o incluso para despedir el año en Nochevieja.
No suele ser una receta improvisada, sino una elaboración que se prepara con tiempo, aprovechando bien los ingredientes y siguiendo una lógica sencilla que se ha transmitido de generación en generación.
Esta sopa no busca sorprender con técnicas nuevas ni mezclas poco habituales. Su valor está en el fondo bien hecho, en el uso correcto del marisco y en una cocción pausada que permite que los sabores se integren.
Además, es un plato que se puede dejar listo con antelación, algo muy práctico en fechas en las que la cocina suele estar llena de preparativos, y en la que hay que ir preparando los platos poco a poco.
Por qué la sopa de marisco, la receta de la abuena, es perfecta para Navidad
La sopa de marisco encaja bien en celebraciones navideñas porque es un plato caliente, fácil de servir y adaptable al número de comensales. Se puede preparar para pocas personas o para una mesa grande sin cambiar la base de la receta.
Además, admite ajustes según el presupuesto o la disponibilidad del mercado, algo que siempre han tenido en cuenta las recetas tradicionales. En muchas familias, esta sopa se sirve antes del plato principal, ya sea pescado, carne o marisco al horno. Abre el apetito sin resultar pesada y permite empezar la comida con un sabor reconocible.

Ingredientes de la sopa de marisco de la abuela
- Gambas o langostinos crudos
- Mejillones
- Almejas
- Pescado para caldo (cabezas y espinas de merluza o rape)
- Cebolla
- Puerro
- Zanahoria
- Tomate triturado
- Ajo
- Aceite de oliva
- Pimentón
- Laurel
- Sal
- Fideos finos o arroz (opcional)
- Agua
Sopa de marisco: la receta de la abuela paso a paso
El primer paso en la sopa de marisco receta de la abuela es el caldo. En una olla grande se añade agua fría junto con las cabezas y espinas de pescado, una cebolla partida, un puerro, una zanahoria y una hoja de laurel. Se lleva a ebullición y se deja cocer a fuego medio durante unos 20 minutos, retirando la espuma que se forma en la superficie.
Mientras el caldo se hace, se pelan las gambas o langostinos y se reservan los cuerpos. Las cabezas y las cáscaras se pueden añadir al caldo en los últimos minutos para reforzar el sabor. Una vez terminado, se cuela y se reserva caliente.
Preparar el marisco
Los mejillones se limpian bien y se abren al vapor en una cazuela aparte, sin agua, solo con su propia humedad. Cuando se abren, se retiran de la concha y se reserva el líquido, colado, para añadirlo después al caldo. Las almejas se dejan en agua con sal para que suelten la arena y se reservan hasta el momento de incorporarlas a la sopa. Este paso es importante para evitar restos de arena en el resultado final, algo que siempre cuidaban las recetas de casa.
El sofrito, paso clave en esta receta de la abuela
En una cazuela amplia se añade aceite de oliva y se sofríen el ajo picado y la cebolla muy fina a fuego medio. Cuando están transparentes, se incorpora el tomate triturado y se deja cocinar hasta que pierda el agua. En ese momento se añade una pizca de pimentón, se remueve rápido y se vierte el caldo caliente para evitar que se queme.
A este caldo se le suma también el líquido de los mejillones. Se deja hervir unos minutos para que el conjunto se ligue.
Montaje final de la sopa
Cuando el caldo ya está en ebullición suave, se añaden los fideos finos o el arroz, si se opta por incluirlos. El tiempo de cocción dependerá del ingrediente elegido, pero suele ser corto. A falta de pocos minutos, se incorporan las almejas para que se abran y, justo al final, las gambas y los mejillones reservados.
Es importante no alargar la cocción del marisco para que mantenga su textura. Se ajusta de sal y se apaga el fuego.
Un plato de sopa de marisco que gana con reposo
Como ocurre con muchas recetas tradicionales, esta sopa mejora si reposa unos minutos antes de servir. Incluso puede prepararse el día anterior y calentarse con cuidado, algo muy habitual en Navidad para ganar tiempo el día de la celebración.
Servida caliente, la sopa de marisco de la abuela sigue siendo una apuesta segura para Nochebuena, Navidad o Nochevieja. Un plato sencillo, reconocible y ligado a la cocina de casa, que mantiene su sitio en las mesas festivas año tras año.