Este fin de semana se celebra una de las fiestas más importantes de la capital, muy especial para los habitantes y amantes de Madrid: San Isidro. Los residentes se visten de chulapos y chulapas, con vestidos, mantones de Manila y faldas de lunares, todo ambientado en verbenas y conciertos. Además de los platos típicos de la comunidad, lo que nunca falta en estas fechas son las rosquillas, el dulce más típico. 

¿Por qué son típicas las rosquillas de San Isidro? 

Pero, ¿a dónde nos retrotrae esta tradición? Cuenta la leyenda que una mujer se paseaba por la fiesta de San Isidro vendiendo rosquillas. Poco a poco, fue adquiriendo popularidad, hasta que se convirtió en una tradición.

El origen concreto se desconoce, pero los historiadores intuyen que al menos en 1890, las rosquillas ya eran las protagonistas de la fiesta. 

Rosquillas listas y tontas

Las dos más famosas son las listas y las tontas. Las rosquillas tontas son más simples, no llevan ningún tipo de cobertura, solamente la masa horneada. Sin embargo, las rosquillas listas son más sabrosas, dado que se les añade una cobertura de azúcar, huevo y limón, lo que les da un sabor más especial. 

 

De Santa Clara y francesas

Las dos anteriores son las más típicas, pero también hay otros dos tipos: las rosquillas de Santa Clara y las rosquillas francesas. Las primeras las empezaron a elaborar las monjas de Santa Clara en el Monasterio de la Visitación y son conocidas como “rosquillas blancas” por el merengue seco que llevan por encima.

Las rosquillas francesas, por su parte, se remontan a la época de de Fernando VI y su esposa, a quien su cocinero endulzó las rosquillas tontas con almendra picada y azúcar

Rosquillas de San Isidro

Qué llevan las rosquillas más famosas de Madrid

Los ingredientes de este suculento dulce son: harina, huevo, azúcar, aceite y anís para la masa. La cobertura más tradicional lleva zumo de limón, azúcar glas y claras de huevo.

Más información sobre las fiestas de San Isidro en sanisidromadrid.com.