Muchas veces pasan desapercibidas y son solo un producto más que llena los lineales de las cadenas de distribución. Sin embargo, no reparamos en que las conservas son productos que caducan tarde, muy convenientes para nuestro fondo de la despensa, como último recurso para salvar una comida o para ir de excursión al campo. Sin embargo, han evolucionado hasta convertirse en ocasiones un producto gourmet para los paladares más exigentes.

Las conservas han sido hasta hace no mucho tiempo la única manera viable de consumir pescado en zonas alejadas de la costa. Fueron en realidad una solución a un problema: mantener en buen estado el pescado durante algún tiempo, para así poder almacenarlo y transportarlo a zonas no portuarias.

Qué tipos de conserva podemos encontrar

El mundo de las conservas es amplísimo y se encuentra en constante evolución. Podemos encontrar envasados en latas de conserva casi cualquier tipo de pescado. Los más comunes son los pescados pequeños tipo sardina, caballa o anchoa y también hay una amplia variedad de marisco como almejas, berberechos o mejillones.

Más allá del tipo de pescado o marisco del que se trate, aunque existan distintas calidades y calibres, lo que da una seña de identidad al producto es el propio jugo de conservación en el que está contenido. Y es que muchas veces un buen aceite o un buen escabeche pueden marcar la diferencia y convertir una conserva en algo especial.

A día de hoy, por tanto, las conservas de pescado han trascendido su propósito inicial y ni siquiera son solo alimentos baratos disponibles para cualquier emergencia en el fondo de la despensa. De hecho, los amantes de las conservas que buscan calidades superiores o conservas más específicas lo hacen a precios bastante más elevados a los de las conservas más habituales y asequibles.

Es creciente la tendencia de innovación en este mercado, no tanto con la introducción de nuevos pescados sino más enfocada a las guarniciones. Las posibilidades son infinitas, desde sardinas con aceite picante a atunes con curry, pasando por caballa aliñada con curry rojo... Son algunas de las opciones que podemos encontrarnos a día de hoy y que siguen las tendencias del mercado.

En este sentido destaca conservas La Curiosa, una conservera de reciente nacimiento, pero anclada en una larga tradición familiar. Cuenta con toda la innovación y pasión que aporta su joven fundador, un gallego que pensó en introducir las nuevas tendencias gastronómicas en un mundo tan de sota, caballo y rey como el conservero. “Siempre me habían gustado las conservas, pero fue cuando trabajé un año en el sector cuando lo tuve claro. Soy joven y tengo muchas ganas de hacer cosas frescas y de innovar en un mundo tan conservador” nos comenta Cristóbal, el fundador de esta empresa.

Los productos que utilizan en sus diferentes conservas son de altísima calidad, procedentes exclusivamente de las Rías Gallegas y elaborados siguiendo recetas tradicionales, únicamente con ingredientes naturales y sin aditivos. Han recuperado, por ejemplo, procesos olvidados como el tueste de algunos pescados. Puedes acceder a estos productos al gusto del paladar más exquisito en el Marketplace Ubbora, especializado en pequeños productores.

Zamburiñas La Curiosa

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Propiedades nutricionales de las conservas

Las conservas tienen las mismas propiedades que tenga el producto en su interior al ser consumido en fresco. Si se trata de pescado, nos aportará proteínas de alto valor biológico, además de ser rico en minerales como el fósforo, el calcio o el hierro.

Ahora bien, si seguimos una dieta o somos especialmente rigurosos con las propiedades nutricionales, no solo tendremos que fijarnos en el propio pescado o marisco, sino también en la guarnición.

Evidentemente las conservas más saludables posibles son las conservas al natural, aunque no significa que una conserva en escabeche o en aceite no sea saludable, si no que quizá tenga un aporte calórico que no es el indicado por nuestra dieta. En este punto además hay otros factores a los que prestar atención, como las calidades de las guarniciones. Conservas en aceite de menor calidad o aliñados con demasiada sal o mucha concentración de conservantes, pueden ir en detrimento de las propiedades beneficiosas de la propia conserva.

¿Son compatibles las conservas con la dieta?

La respuesta es sí, de manera controlada y con un consumo moderado, de unas dos veces por semana y de forma que complementen la ingesta de pescado fresco. A partir de hay debemos tener en cuenta las propiedades de cada conserva en particular y estudiar si son favorables para nuestras necesidades de dieta propias.

Existen algunas excepciones para las cuales no es recomendable la ingesta de conservas de pescado, como personas con problemas de ácido úrico, personas con sobrepeso o hipertensión.