Es curioso que la fruta, que por todos es sabido que es un alimento muy saludable, parece que se convierte en peor que el plato más graso que te puedas imaginar cuando se consume en la cena. Efectivamente, existe un mito de que cenar solo fruta puede ser malo para la salud. ¿Tiene sentido esto? Te lo explicamos a continuación.

Una persona coloca unas frutas en la nevera

¿Comer solo una fruta por la noche es saludable según la ciencia?

No hay duda de que durante los meses de calor, lo que nos apetece son platos frescos, especialmente para la cena: así, un plato de sandía o melón se puede convertir una opción rica y sobre todo deseable para acabar el día. No hay duda de que son frescos, se digieren con facilidad, pero es que además ayuda a hidratarlos (algo especialmente deseable con estos calores).

Sin embargo, no hay que olvidar que existe la creencia popular de que estas frutas no deben tomarse antes de dormir. De hecho, se dice que una de las frutas más típicas del verano, el melón, que "por la noche mata", lo cual indudablemente hará que muchas personas rechacen esta fruta tan deliciosa como último almuerzo antes de acostarse. ¿Pero qué dice la ciencia exactamente?

El melón es una de las frutas más saludables para comer en verano. Pixabay

Un nutricionista rompe el mito sobre no cenar solo fruta

Antonio Ballesteros, nutricionista y licenciado en Farmacia, aclara en este artículo de Saber vivir que “no hay evidencia que prohíba la fruta por la noche. Sin embargo, lo importante es cómo se toma y qué más hay en el plato”. Según el experto, el problema aparece cuando la fruta se convierte en la única cena o cuando se abusa de la cantidad.

Sandía y melón aportan más de un 90 % de agua, además de fibra, antioxidantes, vitamina C y potasio. Por eso resultan útiles para recuperar líquidos perdidos y, al tomarse frías, ayudan a bajar la temperatura corporal, lo que puede facilitar el descanso en noches calurosas, admite al mencionado medio.

El índice glucémico de estas frutas es elevado, lo que significa que aumentan el nivel de azúcar en sangre de forma rápida. Ballesteros explica que esto no supone un inconveniente “si se consumen dentro de una comida equilibrada”. Acompañarlas de proteínas, grasas saludables o hidratos de absorción lenta ayuda a compensar ese efecto.

Variedad de frutas, imagen de archivo. Europa Press

Cómo integrarla en la cena

La fruta puede ser un buen complemento en la última comida del día siempre que se combine con otros alimentos que aporten nutrientes distintos. No se trata de eliminarla, sino de incorporarla dentro de un plato completo.

Una alternativa sencilla es preparar una ensalada fresca con canónigos, aguacate y dados de melón, acompañada de un poco de pollo a la plancha. Otra posibilidad es servir un tartar de salmón con trozos de mango o de sandía, que aportan un contraste ligero y refrescante.

También funciona bien utilizar la fruta como parte de un plato templado: unas brochetas de pavo con piña o un salteado de verduras con trozos de melocotón pueden convertir una cena en algo diferente sin perder equilibrio nutricional.

Si se busca un cierre más simple, se puede tomar un yogur natural con frutos rojos o kiwi, junto con un puñado de frutos secos. De esta forma, la fruta no aparece sola en la mesa, sino acompañada de proteínas y grasas saludables que ayudan a que la digestión sea más estable y el descanso, más reparador.

En definitiva, la fruta por la noche no solo es segura, sino que puede ser beneficiosa siempre que forme parte de una comida variada y adaptada a las necesidades del cuerpo.