Caminar es una actividad muy común y beneficiosa para las personas que superan los 60 años. Ayuda a mantenerse activo, favorece la circulación de la sangre y cuida del bienestar psicológico. Sin embargo, los especialistas señalan que existe una alternativa con ventajas más amplias: la natación.

Aunque muchas personas relacionan la natación con la infancia o la juventud, su práctica en la tercera edad reporta beneficios que van más allá de un simple ejercicio aeróbico.

Y es que una de sus principales ventajas es el reducido impacto sobre las articulaciones. Al realizarse en el agua, la actividad aminora la presión sobre rodillas, tobillos y caderas, lo que la hace idónea para quienes padecen artritis o dolores persistentes.

"En el agua no luchas contra la gravedad, así que te puedes mover más fácilmente", explica Barbara Giesser, catedrática de Neurología en la Universidad de California en unas declaraciones recogidas por Men's Health.

Ni natación ni aquagym: el ejercicio en piscina que mejora el equilibrio después de los 65

Nadar: un entrenamiento completo y seguro

La resistencia que ofrece el agua contribuye a fortalecer la musculatura de manera uniforme, involucrando brazos, piernas y la zona central del cuerpo. Además, la práctica habitual también mejora la capacidad cardiorrespiratoria, lo que ayuda a controlar la presión arterial y al buen funcionamiento del corazón y los pulmones.

La natación también destaca por mejorar la flexibilidad y el equilibrio, capacidades que suelen mermar con la edad y que son claves para evitar caídas. Pero las ventajas no se limitan al plano físico. Esta disciplina se convierte en una gran aliada para la salud mental y emocional. La inmersión en el agua y los movimientos pausados ayudan a disminuir el estrés y la ansiedad, al promover la liberación de endorfinas.

Tampoco hay que olvidar que hacer natación permite quemar de 500 a 1000 calorías por hora, lo cual también es un ejercicio que es muy bueno para tratar de mantener un cuerpo esbelto y enforma, tanto si nadas en piscina como en el mar.

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Una actividad social que combate la soledad

Más allá de los efectos en el cuerpo y la mente, la natación puede ser un método eficaz para luchar contra la soledad en las personas mayores. La práctica en grupo, ya sea en clases de hidrogimnasia o natación recreativa, fomenta la interacción con otras personas, la creación de nuevas amistades y la sensación de formar parte de una comunidad.

Estudios de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, reflejan de hecho que más de un tercio de los ancianos se sienten aislados. En este sentido, las actividades acuáticas en grupo ayudan a mejorar el humor y la participación social, a la vez que fortalecen las defensas del organismo.

“Hay estudios que indican que la realización de ejercicio físico disminuye de manera muy considerable la sensación de soledad. Esto se debe tanto a la mejoría general del estado físico de la persona, como al hecho de que frecuentemente este ejercicio físico se desarrolla en entornos sociales, en compañía de otras personas”, explica Beatriz González, directora de Somos Psicólogos Madrid, en unas declaraciones recogidas por ElPlural.com.

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