Pero más grave aún puede ser el futuro de RTVE, si Mariano Rajoy gana las elecciones generales del próximo marzo. Volveremos a la TVE urdacista, buruaguista y miguelangelrodriguicista, que todo junto viene a ser lo mismo. Volveremos con los populares en el poder a la Televisión/NO-DO. Desaparecerán los debates plurales en TVE y en Radio Nacional, como se demostró abrumadoramente durante los ocho años de aznarismo. La cornada de Cospedal a Ana Pastor hace unos días no era, ni más ni menos, que una amenaza; un aviso a navegantes. El mensaje era éste: Cuidadito, que estamos a punto de regresar a RTVE y os estáis jugando las habichuelas.

Los límites pisoteados
Por cierto, y a propósito del aznarismo, José María Aznar ha vuelto a pisotear todos los límites de la sensatez política. En un mitin, en Castilla-La Mancha, apoyando a María Dolores de Cospedal, otra que tal baila, ha comparado a Zapatero con Chavez y con Fidel Castro. Este perillán de extrema derecha, neocon o Tea Party –que es de donde viene y donde se ha quedado tras su etapita de centrista de pitiminí- ha reiterado sus ataques a la línea de flotación no ya del PSOE, sino de la economía española. Aznar no para. Sería feliz, como Rajoy, de que la UE tuviera que rescatarnos. “Ya lo decíamos nosotros, ya lo decíamos nosotros”, declararían de inmediato los jefes de la derechona.

“Progres trasnochados”
“Todas las señales de alerta están encendidas”, denunció en Cuenca el gran patriota, ese que predicaba –en nombre del César americano Gorge W. Buh, uno de los peores presidentes de EE.UU.- la necesidad absoluta de la guerra de Irak, basada en viles y crueles mentiras. Ese que insultaba a través de sus televisiones –TVE era suya- a la izquierda diciendo: “Esos progres trasnochados que van ladrando su rencor por las esquinas.” Ese que ungió mediante el dedazo –primarias, fuera- a Rajoy como su sucesor.

Bajo sospecha judicial
Exigían los socialistas valencianos libertad de expresión. Sólo la habrá si Jorge Alarte consigue ser presidente de la Generalitat. Es difícil, es casi imposible, pero no hay que descartar que se produzca el vuelco. No queremos para el País Valencià, para la Comunidad Valenciana, un Gobierno como el de Camps, inequívocamente ubicado bajo sospecha judicial. No queremos tampoco un Gobierno de meapilas, de carcunda religiosa –una cosa son los creyentes y otra los integristas-, en manos no de los elegidos en las urnas, sino en manos de las sotanas episcopales, ávidas de implantar su moral. La suya, que no es las de todos los ciudadanos. Por fortuna.

O no será
El sábado en el barrio madrileño de Lavapiés, unas 500 personas salieron a la calle para defender el derecho a ser ateo o librepensador. Pedían, los promotores y miembros de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, con toda la razón, libertad de expresión y de manifestación, después de que su concentración fuera prohibida gubernamentalmente. Y es que la España democrática o acabará siendo laica –que no debe interpretarse como la más mínima persecución a los fieles católicos- o no será.¡Viva la libertad de expresión!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM