La progresión de Tuenti es ejemplar. La entrada hace unos meses de Telefónica como accionista mayoritario ampliará a buen seguro su proyección internacional, sobre todo en América latina, donde la gran empresa española tiene una fuerte implantación. Las métricas de Tuenti, esos fríos números que tienen detrás millones de conversaciones, dan escalofríos por las magnitudes que reflejan. Aseguran servir casi 40.000 millones de páginas vistas al mes, además de los 200 millones de mensajes que se cruzan cada día en su chat. Cuatro millones de nuevas fotografías diarias... Y un número de vértigo: “El 15% del tráfico web de España pasa por nuestra plataforma”, reflejan con orgullo y letra en negrita.

Tuenti aspira a más. Tiene su propia operadora móvil, “Tu”, y eso se nota también en los accesos desde los teléfonos a la red social. Saben que el futuro está en la palma de la mano, en los dispositivos móviles, y por ello han tomado posiciones no sólo en la interface del usuario, sino en el modelo de negocio asociado a dar el servicio pleno. También se nota ahí la mano de Telefónica. Pero quizás uno de los secretos del éxito de Tuenti esté en el tratamiento que sus responsables hacen de los datos personales y todo lo que contiene en su seno compartido por los usuarios. La seguridad es una de sus banderas, y la juventud de su público es algo que les exige avanzar más que nadie en esta materia para tranquilidad de los padres. Se dicen muchas barbaridades sobre las redes sociales desde muchas tribunas, y en la mayoría de los casos se hace desde el desconocimiento y el miedo, con pocos argumentos técnicos para apoyar esas oscuras declaraciones. La red es en general un lugar seguro, y sitios como Tuenti lo son porque han hecho de ello un puntal de su estrategia. Crecer de esta manera afianza la clientela y llama a nuevos parroquianos, porque no hay país en el que mejor funcione el boca a oreja que esta España nuestra. Doce millones de usuarios dan fe de los esfuerzos de esta empresa, y son buen ejemplo para quienes en su mismo negociado quieren evolucionar para calmar a unos usuarios contrariados por el uso de sus datos para otros menesteres que no sean el alta en la red social. Con los hechos se hace pedagogía, y no se pone sencilla la labor a los que quieren sembrar el miedo a Internet, como si aquí habitase la bicha.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin