Pero esta obsesión de Rajoy por proyectar al Partido Popular como una relevante fuerza centrista no se sostiene en absoluto. Choca tamaña obsesión muy a menudo con la realidad política cotidiana, ajena y hasta claramente opuesta a las ensoñaciones centristas que tanto fomentó Aznar. El célebre viaje al centro fue una engañifa, un viaje a ninguna parte o simplemente un truco de fakir circense. Las encuestas más solventes reiteran una y otra vez que la percepción de la mayoría de los ciudadanos españoles respecto a la ubicación ideológica de los genoveses es que el PP está más cerca de la extrema derecha que de la derecha moderada, centrista o civilizada.

De manera canallesca
¿Cree de verdad Rajoy que se puede ser centrista y, simultáneamente, acusar en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de “traicionar a los muertos de ETA”? Eso, exactamente eso, es lo que usted, Sr. Rajoy, dijo en la tribuna del Congreso y, años después, todavía no ha rectificado lo más mínimo y tampoco, ni mucho menos, ha pedido disculpas al presidente. Tanto usted como los dirigentes del PP hicieron de manera canallesca cuanto estuvo en sus manos para cargarse los legítimos intentos del Gobierno –respaldado por el resto de partidos parlamentarios- de poner en marcha el proceso de paz en Euskadi.

Un salvaje vómito
¿Es centrista, Sr. Rajoy, impulsar una persecución judicial contra el que fuera, y con gran eficacia, ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a propósito del ridículo episodio denominado caso Faisán? Atizan usted y sus compinches a la justicia señalando que Rubalcaba es “colaborador” de ETA. Esto es peor que una mentira; es un salvaje vómito. Mientras tanto, no impide usted, Sr. Rajoy, que a menudo su amigo Jaime Mayor Oreja vaya largando -de forma ominosa y por doquier- unas falsas relaciones fluidas entre los pistoleros etarras y los socialistas con el fin de descuartizar España.

¿Arcángeles de la honradez?
¿Puede considerarse centrista y, conforme afirma en su libro, respetuoso ante el Estado de Derecho, cuando usted alienta y apoya los ataques contra policías, fiscales y jueces como si ellos fueran los culpables y sus gürteles –los suyos, Sr. Rajoy que abundan y mucho- fueran arcángeles de la honradez. Usted no ha abierto una sola investigación interna respecto a los presuntos delincuentes de la trama Gürtel y otros supuestos chorizos. Y a Francisco Camps lo ha tratado usted como si hubiera sido hijo suyo. ¿Es centrista quedarse impertérrito leyendo la conversación más que soez y sospechosa entre los dos amiguitos del alma, nos queremos un huevo?

“Ciudadano y político ejemplar”
Rajoy omite en su libro electoral el caso Gürtel y, por supuesto, oculta a Carlos Fabra, a quien el jefe de la derechona ensalzó públicamente afirmando que “es un ciudadano y un político ejemplar”. Su memoria, por otra parte, no alcanza a evocar el caso Naseiro. ¿Ya no se acuerda? Ocurrió días después del glorioso nacimiento del PP y la desaparición de AP, puro marketing. Cuando iban a lanzarse a descubrir el centrismo, apareció la corrupción de dirigentes populares a mansalva. El Tribunal Supremo archivó el asunto como consecuencia de una cuestión de forma, no de fondo.

Y punto pelota
Les mola el franquismo, niegan los cuarenta años de dictadura y presentan a Franco como un autoritario. A lo sumo, autoritario y punto pelota. Boicotean la Ley de la Memoria Histórica, no soportan los matrimonios gays, aplauden en público, o en privado, a la jerarquía católica más reaccionaria, están encantados con su alcalde xenófobo de Badalona, nombran a periodistas cavernícolas para controlar a los medios televisivos públicos, se lavaron las manos y no ayudaron al Gobierno desde que estalló la crisis, ahora han desempolvado el debate sobre el catalán porque eso siempre da votos a la derecha. Si Rajoy es centrista, ¡que venga Dios y lo vea!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM