“Cuando aparece algún genio en el mundo, se le puede reconocer por esta señal: todos los necios y los canallas se conjuran contra él”, dejó escrito Jonathan Swift en su libro Los viajes de Gulliver (1726).  A pesar de su apariencia inocente, el argumento de este libro imprescindible esconde en realidad un análisis crítico contundente sobre las estructuras y la sociedad de la época, y una profunda meditación sobre la capacidad de la perversión de la especie humana, que es mucha.

Me suele llegar a la mente esta cita últimamente en referencia al actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. No digo con rotundidad que sea un genio, desconozco su coeficiente intelectual, aunque salta a la vista que oligofrénico no es; y es evidente que derrocha resistencia, empatía, amabilidad, pulcritud, serenidad y cantidades enormes de inteligencia emocional, soportando el terrible acoso y derribo contra él y su gobierno por parte de las actuales derechas.

Pero, volviendo a la cita de Swift, es evidente que Sánchez tiene a mucho necio, y sobre todo a mucho canalla conjurados contra él. Leía hace poco que el político espartano Lisandro decía que “a los niños se les engaña con juguetes, y a los mayores con prejuicios”. Muy raro es el día que no leo u oigo algún insulto, barbaridad, bulo o desprecio contra este presidente que se ha dado de bruces con acontecimientos extremos y muy duros, habiendo tenido que hacer muchos extras de esfuerzo y de trabajo para enfrentarse a todo ello, con toda seguridad en las peores condiciones y circunstancias más críticas en toda la historia de nuestra democracia.

Todo un rosario de desastres, la mayoría sin precedentes, empezando por una situación de emergencia sanitaria que sumergió a España en el caos económico, a los que Sánchez y su equipo se han tenido que enfrentar para sacar al país adelante. Y lo que es peor, muchísimo peor, cargando con la responsabilidad de los desmanes consecuencia de la era Rajoy, como el encarecimiento de los servicios por las privatizaciones, una Sanidad saqueada y empobrecida al máximo, el llamado rescate a la banca que supuso la pérdida para los españoles de decenas de miles de millones de euros, un aumento grande de la pobreza o unos servicios públicos bajo mínimos que se  han comido Sánchez y sus gobiernos, haciendo evidente esa máxima que suelen exponer los estudiosos de la maldad humana: la mayor perversidad de los malvados es conseguir que se atribuyan a los otros las maldades propias. Las derechas antidemocráticas son grandes expertas en la materia.

Ahora el asunto candente es “Sánchez es un traidor porque negocia con los independentistas” y “Sánchez es un traidor porque concede la amnistía a los separatistas”. Y lo peor es que mucha gente se lo cree. Aunque son ideas basadas en premisas engañosas, embaucan y fanatizan a ignorantes, desinformados e idiotas. Sánchez se ha visto obligado a conseguir el apoyo de algunos grupos independentistas para poder gobernar. Es algo que forma parte de cualquier sistema democrático. Y es algo que las derechas han hecho de manera continua y sistemática a lo largo de los años en que han gobernado. Recordemos, por ejemplo, el Pacto Majestic, por el que Aznar consiguió gobierno gracias a acuerdos con CIU y PNV en 1996; o recordemos la ronda de contactos de Rajoy en Moncloa para buscar apoyos que le hicieran presidente, ronda en la que incluyó a ERC Y CDC.

Por otro lado, la supuesta amnistía del Procès catalán, de llevarse a cabo, lo cual está en el aire, sería infinitamente más aceptable que la amnistía de 1977 por la que se indultó a los criminales del franquismo, responsables de crímenes de lesa humanidad durante nada menos que 40 años de dictadura. Esos mismos, cuyos herederos ideológicos a día de hoy ponen el grito en el cielo por una posible amnistía de tipo político, sin ningún crimen ni ningún criminal por medio. Es decir, pactar con independentistas o proceder a considerar amnistías es legítimo o no dependiendo de si es el PP el que alcanza esos pactos porque les conviene o si se encuentra en la oposición.

No olvidemos que Sánchez recibe incluso amenazas de muerte, como aquella que le lanzó al presidente el líder de Vox, cuando habló de “colgar por los pies a Sánchez”. Y es objeto de comentarios tan cretinos y absolutamente falsos como el que últimamente le ha dedicado el filósofo Fernando Savater, al ser despedido como articulista en El País: “El País se ha convertido en portavoz del peor gobierno de España”, dice el filósofo que, según parece, necesita algunas clases de Lógica para ser capaz de una visión objetiva y desinteresada de la realidad. Aunque no son extraños este tipo de exabruptos en boca de personas de dudosa credibilidad ideológica, o de gente que, por lo que parece, puede variar su ideología y sus convicciones según le marcan sus intereses personales.

En cualquier caso, la situación de ignorancia, desinformación, odio y fanatismo que se está alimentando día a día en nuestro país es realmente preocupante. El odio que difunden los aparatos mediáticos de las derechas contra el gobierno de Pedro Sánchez no es, con seguridad, nada personal, sino es el odio que les caracteriza a los intolerantes a todo lo que huela a progreso y socialdemocracia.

Coral Bravo es Doctora en Filología