Este debate no es sólo español: de otra manera se ha abierto también en todas las naciones democráticas que sufren la crisis económica. Me parece que lo inició en los EEUU el multimillonario Warren E. Buffet (60 mil millones de $ de fortuna personal estimada) al declarar que estaba dispuesto a pagar más para mantener las cuentas del Estado. Una declaración muy dentro del estilo americano en el que la donación es una forma tradicional de colaborar con la comunidad. Pero eso no es estar a favor de un impuesto que exija más a los que más tienen. Son cosas distintas.

En España este debate se ha medio abierto pero con mucha desgana: se dice que los muy ricos estarían dispuestos a aportar más a las arcas públicas, pero nadie con nombre y apellidos dice nada en este sentido; son comentarios de algunos periodistas que no son ricos.

El candidato Rubalcaba ha declarado que, si gana las elecciones, reinstaurará en cierta medida el impuesto sobre el Patrimonio. Los portavoces del PP ya han dicho que de eso nada, si son ellos los que ganan.

Casi estoy de acuerdo con el candidato Rubalcaba: suprimiré el “casi” si él retira cualquier matiz de la renovada imposición sobre el patrimonio.  El impuesto sobre el patrimonio es un método para identificar al que es rico, al que se está haciendo rico y al que puede hacerse rico. No es un impuesto para recaudar, es un impuesto para vigilar la riqueza. Que no se procupen los asesores de Alfredo P. Rubalcaba: no es un impuesto sobre las clases medias, es un impuesto para saber quién pasa de clase media a clase alta.

Lo de esperar a que los multimillonarios españoles hagan declaraciones tipo Buffet, es una pérdida de tiempo. Y una estupidez fiscal. ¿Se quiere que los que más tienen paguen más? Pues se dice en una ley. ¿Hay que esperar a que los ricos hagan donaciones? Pues me parece torpe y tramposo: queremos leyes, no donaciones ni caridad.

Hay ricos porque tienen fortunas desde hace mucho tiempo, hay ricos porque han hecho fortunas hace poco tiempo y hay ricos que ahora mismo están haciendo fortunas. ¿Qué debe pagar cada uno y con qué legislación? Eso es lo serio. Pero ese no es el debate político.

Rubalcaba debe saber que los ricos “de toda la vida” tienen sistemas para escapar de una fiscalidad fuerte sin hacer casi ruido: llevan años con asesores de aquí y de fuera de aquí que les garantizan pagar lo menos posible. El control de la defraudación fiscal debe ser una bandera.Los ricos de estos últimos años deberían ser objetivo inmediato antes de que también aprendan lo que “hay que hacer”. Los que se están haciendo ricos en esta crisis tienen que sentir que el Estado les obliga a ayudar al bien común con unos impuestos inteligentes.

He dicho “impuestos inteligentes” y lo repetiré: el que no sepa que la fuga de impuestos tiene métodos de ayer, de hoy y de siempre, es que no sabe lo que pasa en eso tan importante como es la fiscalidad. Los impuestos tienen que ser eficaces, es decir, se tienen que poder cobrar y pagar.

Es una pena que, el debate sobre los ricos, no tenga como consecuencia  la defensa de unos impuestos modernos y eficaces para esos ricos. ¿Resuelve el déficit público cobrar ese impuesto? De ninguna manera, pero da moral a los que teniendo poco, aportan algo y les pesa mucho.

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
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