La primera en declararse públicamente “lideresa” es Esperanza Aguirre, ex ministra con Aznar , ex presidenta del Senado y actual presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid.  Conocidas son sus trifulcas con el alcalde Ruiz Gallardón a la hora de obtener mejores puestos en la calle Génova y también en el gobierno del día a día de Madrid. Si el Ayuntamiento dice blanco, ella dice negro. Su deseo: formar parte de un gobierno del PP y llegar a la Moncloa sustituyendo a Rajoy.

Pero Esperanza ha visto cómo en los últimos meses ha ascendido vertiginosamente su antigua amiga y ex consejera de su gobierno autónomo, Maria Dolores de Cospedal. Dolores pasito a pasito ha ido conquistando a Javier Arenas (fue su asesora cuando era Ministro de Trabajo) y especialmente a  Mariano Rajoy y en estos momentos la tenemos como secretaria general del partido (puesto importantísimo), presidenta de una Comunidad Autónoma y senadora (aunque no se la ve por esta institución desde hace mucho tiempo).

Todo un símbolo. Consiguió arrebatar Castilla-La Mancha  a los socialistas tras largos años de gobierno adquiriendo de esa forma a nivel público una imagen de triunfadora. Dolores no ha necesitado enfrentarse abiertamente, insisto abiertamente, a nadie para ir consiguiendo poder. Cobra de sus múltiples remuneraciones tres veces más que el presidente del Gobierno y es conocida en el interior del PP como la “general secretaria” por sus dotes de mando.

Tras un sonado matrimonio con su pareja de hecho Ignacio López del Hierro, importante empresario del mundo de la construcción y ex consejero de la Caja de Castilla- La Mancha de la cual salió hábilmente una semana antes del escándalo  y unas buenas clases de logopedia, se ha confeccionado una imagen limpia de pecado (era madre soltera y eso a los conservadores nunca les ha gustado). Ya es la rival de Esperanza Aguirre.

Dolores tiene ventajas respecto a  la presidenta de Madrid de cara a conseguir votos de centro porque no está marcada religiosamente aunque estudió en el CEU. Se confiesa católica pero más por guardar las formas que por un real sentimiento, aunque el pasado Corpus la viésemos pasear por Toledo con peineta y mantilla. Con una excelente formación, ha desempeñado numerosos puestos de responsabilidad en la administración. Quiere contentar a todos los sectores del PP y lo puede conseguir mientras que su compañera presidenta de la Comunidad de Madrid se siente cada día más a gusto entre  los sectores más ultras de la religión. Coquetea con las monjas de clausura de una congregación ultraconservadora que estuvieron en el Escorial haciendo la ola a B16 ( Benedicto XVI) y lo que es peor financia con dinero público colegios del Opus Dei que segregan a los niños de las niñas .

Aguirre se ha convertido en una auténtica  “lideresa “pero de la extrema derecha española. Tiene enemigos dentro del partido y Rajoy no está dispuesto a darle cancha ya que si le otorga algún privilegio a la  Condesa consorte de Murillo y Grande de España sabe que al minuto y medio tiene una llamada del alcalde de Madrid protestando y Rajoy no tiene ganas ni agallas en  decantarse por ninguno de los dos. Este verano, Aguirre ha declarado que no pondrá impedimentos a que Gallardón vaya en las listas electorales del 20N, pero eso está por ver. No es una mujer que se rinda a la primera de cambio.

La tercera reina es Ana Botella, autora del cuento El conejito burlón, quedó muy bien colocada por su marido como posible “heredera” de Gallardón pero a pesar de sus ansias de subir puestos, no consigue despegar. No ha conseguido nada positivo por sí misma. Sus declaraciones políticas son mediocres ( “El planeta ha de estar al servicio del hombre”,”los mendigos son una dificultad para la limpieza de la ciudad”) y su trabajo en el Ayuntamiento, aún más. Desde su Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad ha sido incapaz de dar ni una explicación ni una alternativa al grave problema de contaminación que sufre la ciudad. “El paro mata más” opina la autora de las cestas de frutas dedicadas a los gays:

"Las manzanas no son peras. Si se suman una manzana y una pera nunca puede dar dos manzanas".

Protectora de los Legionarios de Cristo, sus posturas radicales hace que dispute con Esperanza Aguirre un terreno político extremista mientras dejan  las posiciones menos radicales a Dolores Es muy posible que la veamos como alcaldesa de la capital pero será sin haber movido un dedo, simplemente esperando a que el actual alcalde pase a la política de Estado.

A las tres les unen su afán por privatizar lo público, en hacer negocio de lo que hasta ahora se ha llamado “estado de bienestar” (sanidad, educación, servicios públicos), en conseguir que derechos elementales de los ciudadanos (igualdad de oportunidades, atención médica universal, solidaridad con los más desprotegidos) pase a formar parte de los mercados, del dinero. En una palabra mercantilizar los derechos fundamentales. Recortar los servicios públicos que ampara la Constitución basándose en que no hay dinero pero sin subir ni un céntimo los impuestos a los que más tienen, a los que nunca pagan. Y por supuesto sin frenar la corrupción que navega por su partido sin haberle puesto freno en ningún momento.

Ya en temas secundarios, una se inclina más por el Opus Dei, otra por los legionarios de Cristo y la tercera prefiere no mojarse porque sabe que los sectores de centro rezan pero con más calma.

En los próximos meses, si ganan las elecciones, o  en el próximo año, si las pierden, veremos quién de las tres se lleva el gato al agua. Sólo es cuestión de esperar. La batalla de las tres reinas está servida.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora