Resulta desolador y deprimente  leer los periódicos o escuchar los informativos de la radio este verano. Día a día se multiplican las informaciones de recortes en las políticas sociales que leídas una a una puede ser que sólo produzcan asombro, pero que recopiladas en un solo documento dan mucho que pensar y producen escalofríos.

Ya nos podemos preparar para  vivir un otoño- invierno que será un saqueo tras otro. Con los recortes  está  desapareciendo la justicia social. En las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos  se están achicando los  derechos legítimamente adquiridos y reflejados en nuestra Constitución  para pasar de nuevo a la famosa “caridad cristiana”. Cortan por un lado pero incrementan  donaciones y subvenciones a organizaciones religiosas.

Así podremos ver la evolución en el tiempo y leer como Cáritas (organismo religiosos que recibe  importantes aportaciones de las arcas del Estado) ha tenido que activar un plan para alimentar a 1.200 familias afectadas por el retraso en el pago de de la Renta Mínima de Inserción (RMI) por parte de la Generalitat de Catalunya. Se trata de una aportación de 420 € que el gobierno catalán daba a las familias en situación más desesperada.

La señora Cospedal  que es de las políticas mejor pagadas de este país y que ha subido el sueldo a todos sus asesores, que tendrán que ser bastantes ya que ella nunca está en Castilla-La Mancha,  ha decidido retirar la ayuda, aprobada por esa comunidad, a las viudas con menos recursos. Se trataba de 400 € al año. Pero además la líder del PP ha amenazado a las farmacias, que fueron a la huelga porque hace más de dos meses que lo les pagan las recetas, con importantes  multas.

Los hospitales, urgencias y ambulatorios ven como día a día van disminuyendo los medios para trabajar. Se cierran camas, centros de salud y no sólo en Catalunya donde están desmantelando el sistema a gran velocidad sino también en otros puntos de España  como la Comunidad de Madrid líder en estas prácticas. Sus responsables políticos, tanto el consejero de salud catalán como Esperanza Aguirre dicen no comprender por qué protestan los ciudadanos.

Y justo ahora que los servicios sociales se han convertido en el punto de mira de la crisis, ya que se están recortando por todos lados, es cuando surgen de nuevo las organizaciones caritativas que no han dejado de recibir subvenciones especialmente de los gobiernos conservadores. Los servicios sociales son un derecho  que intenta estudiar cada caso en su conjunto como búsqueda de trabajo, ayudas para estudios, vivienda, mientras que la caridad da un bocata para pasar el día sin pensar en el día siguiente.

Estos servicios públicos  analizan la situación, se relacionan con otros organismos  y buscan soluciones globales. La Constitución en diversos artículos consagra la dignidad personal y la protección social de los ciudadanos. Reivindiquémosla y no caigamos en la caridad de las tómbolas en donde se recogía dinero para dar de comer a los pobres.

La tercera fortuna del mundo, el norteamericano Warren Buffet, ha dicho públicamente que los que más tienen son los que más deberían aportar en circunstancias como las actuales, pero eso no  ha ocurrido todavía en España. Ningún destacado acaudalado español ha abierto la boca. Ha llegado el momento de reivindicar nuestros derechos más elementales y subir los impuestos a los que más tienen pero que nunca pagan. A los que se esconden en paraísos fiscales, en bancos suizos o en sociedades opacas.

Mercè Rivas  Torres, periodista y escritora