Me produce un enorme orgullo la reciente elección de Pedro Sánchez como nuevo líder de la Internacional Socialista en el XXVI Congreso celebrado en Madrid el pasado fin de semana.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España atesora y representa como nadie los valores de la Internacional Socialista recogidos en el apartado segundo de su Declaración de Principios: libertad, justicia y solidaridad. Los principios y valores que Pedro Sánchez desarrolla en su acción de Gobierno para defender a los trabajadores, a las clases medias y a los colectivos de personas con más dificultades.

En defensa a ultranza del Estado del Bienestar como eje principal de la socialdemocracia que nació de la Internacional Socialista, cuyo origen se remonta a las primeras organizaciones internacionales del movimiento laboral, que ha existido en su forma actual desde 1951 cuando fue reestablecida en el Congreso de Frankfurt

Y en este sentido quiero recordar y subrayar la figura histórica del líder socialdemócrata alemán Willy Brandt, auténtico inspirador político e ideológico de la Internacional Socialista.

Revisando mis lecturas he recordado un pasaje del libro de Pedro Sánchez, “Manual de resistencia”, en cuyo capítulo cinco se refería en los siguientes términos: “En lo político Manuel Azaña y Willy Brandt fueron mis referentes. De Azaña me he leído todas sus intervenciones y diarios. Hoy, como presidente del Gobierno, comprendo con mayor claridad algunas de sus rotundas frases, como cuando escribió que la política era un continuo tejer y destejer. Otro tanto me pasó con Brandt. Mi padre de joven trabajó en Alemania. Y ya entonces venía maravillado de ese país y de sus principales líderes socialdemócratas. Fue líder comprometido con la causa antifascista, adelantado a su tiempo, cuyo pensamiento ya entonces señalaba los riesgos de un desarrollo económico insostenible medioambientalmente o la necesidad de reivindicar la democracia económica frente a la deriva capitalista del monopolio y oligopolio que sufrimos los ciudadanos como consumidores y usuarios”.

Willy Brandt fue el presidente de la Internacional Socialista entre 1976 y 1992, además de presidente del SPD, canciller de Alemania, vicecanciller, ministro de Asuntos Exteriores o alcalde de Berlín Oeste, entre otras muchas responsabilidades que siempre desempeñó defendiendo los principios socialdemócratas como modelo político para garantizar el Estado del Bienestar.

Desde esa perspectiva, la Internacional Socialista es la organización mundial de partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas que agrupa a 132 partidos políticos y organizaciones de todos los continentes, influye en las decisiones políticas de millones de personas, y, por lo tanto, presidir una organización tan importante como la Internacional Socialista requiere de muchas capacidades de visión económica y social internacionalista.

De ahí parten sus principios que afirman que “el socialismo democrático es un movimiento internacional por la libertad, la justicia social y la solidaridad. Su meta es un mundo en paz, en el que puedan realizarse estos valores fundamentales, en el que cada individuo pueda vivir una vida plena desarrollando su personalidad y sus capacidades, y en el que los derechos humanos y civiles estén amparados en el marco de una sociedad democrática”.

Por ello he querido poner en valor la figura histórica de Willy Brandt y la figura emergente en el contexto internacional actual del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ambos presidentes de la Internacional Socialista.

En el XXVI Congreso, Pedro Sánchez ha proclamado: “Hagamos de la Internacional Socialista la gran casa común del pensamiento progresista global. La socialdemocracia, el socialismo democrático y el laborismo estamos más vivos que nunca y somos más necesarios que nunca”.

Porque como ha afirmado el secretario general del PSOE en el Congreso, en muchos países los sistemas de protección social han sufrido procesos de desmantelamiento y además el neoliberalismo afirmaba que el proyecto socialdemócrata estaba “desfasado” para acometer el siglo XXI. El paso de la pandemia ha certificado el rotundo fracaso del modelo neoliberal para construir sociedades fuertes ante las adversidades.

Son motivo de esperanza para el futuro algunas de las propuestas avanzadas en el XXVI Congreso de la Internacional Socialista: proclamar el internacionalismo como antídoto contra la política miope de las trincheras y las fronteras. La transición ecológica para dar un paso al frente y ser claros: la codicia de unos pocos puede conducir a la humanidad hacia la autodestrucción y la lucha contra la emergencia climática como la única inversión posible en futuro.

También es motivo de esperanza que el Congreso de la Internacional Socialista haya apostado, de nuevo, por la paz, porque la socialdemocracia siempre ha estado del lado de las soluciones contra la guerra y buscando de la paz, una clara referencia la guerra de Putin en Ucrania.

No puedo finalizar este artículo lleno de alegría, orgullo y esperanza sin citar la proclama del fundador del PSOE, Pablo Iglesias: “Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas, ni para recrearos con su grandeza, sino para llevarlas a todas partes”.