La sanidad pública andaluza está al límite. Con Moreno Bonilla, el sistema sanitario sufre una degradación constante: recortes generalizados, dimisiones en cascada y un caos organizativo que afecta tanto a hospitales, como a centros de salud y a servicios de urgencias en toda la comunidad. Andalucía entra en el verano más crítico para su sanidad sin refuerzos suficientes, con profesionales desbordados y pacientes desatendidos. No se trata de alarmismo: los datos, las denuncias sindicales y las dimisiones hablan por sí solos.

Las recientes dimisiones del director médico del Hospital Regional de Málaga y del responsable de enfermería del Distrito Málaga-Guadalhorce no son casos aislados ni fruto del cansancio personal. Son una llamada de auxilio. Los sindicatos lo han explicado con claridad: no hay refuerzos suficientes, el plan de vacaciones es inasumible y la situación es insostenible. Desde SATSE se advierte que debería haber muchas más dimisiones, porque quienes se mantienen en sus cargos acaban siendo cómplices de este desastre de gestión.

Y es que los datos son escalofriantes. En el Hospital Regional de Málaga, cada mes del verano se marcharán de vacaciones unos 300 médicos. ¿Cuántos se van a contratar para cubrirlos? Solo 8. En el Distrito Málaga-Guadalhorce, se irán más de 100 enfermeros y enfermeras. Solo se prevé sustituir a 16. Mientras tanto, Moreno Bonilla intenta maquillar la situación agradeciendo el trabajo de quienes dimiten y hablando de “presión” o “desgaste”. Pero esto no es desgaste: es que no aguantan más el destrozo sanitario permanente que el PP está llevando a cabo en Andalucía.

Las consecuencias de este abandono son muy concretas. La quinta planta de Pediatría del Hospital Materno ha cerrado. El personal ha sido redistribuido como ha podido por otras unidades. La unidad psiquiátrica para adolescentes del Hospital Regional de Málaga no abrirá este verano, por la misma razón: falta de personal. El nuevo Hospital de Día Oncohematológico del Clínico se retrasa no solo por carencias materiales, sino porque no hay profesionales suficientes para ponerlo en marcha.

Las especialidades más complejas, como Neurocirugía, Cirugía Plástica o Cirugía Torácica, que atienden a pacientes de toda la provincia de Málaga e incluso de otras limítrofes, siguen sin plantillas dimensionadas. Ni siquiera se han creado los 30 nuevos puestos de enfermería comprometidos para desdoblar los ambulatorios más saturados. Las promesas del PP se quedan en titulares vacíos.

Pero si hay un dato que resume el desprecio del Gobierno andaluz hacia su sistema sanitario es este: Moreno Bonilla ha recortado el presupuesto para contrataciones de verano. En 2023 se destinaron 144 millones de euros. Este año, 135 millones. Casi mil contratos menos. El sindicato UGT lo ha dicho muy claro: se cerrarán quirófanos, consultas, plantas hospitalarias y las listas de espera crecerán aún más. En la Serranía de Ronda, por ejemplo, solo se cubrirá un 25% de las enfermeras que se van de vacaciones. Una auténtica ruina para el mundo rural.

Y aún hay más. La Junta ha solicitado para 2025 solo una nueva plaza MIR de Neurología para toda Andalucía. Solo una. El mensaje es claro: si una andaluza o andaluz necesita un neurólogo, que se lo pague. La apuesta del Partido Popular por la privatización sanitaria no es solo evidente, es indecente.

El desmantelamiento se ve cada día en los hospitales. SATSE ha denunciado que una única auxiliar de enfermería tuvo que hacerse cargo de la recuperación de los quirófanos del Hospital Materno de Málaga. ¿Alguien puede asumir que eso es normal? La falta de plantilla ya pone en riesgo no solo la calidad, sino también la seguridad de los pacientes.

También en Urgencias se vive el colapso. En el Hospital Virgen Macarena, un paciente con traumatismo cerebral tras un desmayo tuvo que esperar tres horas para ser atendido por un médico. ¿Cuántos casos más tendrán que producirse antes de que la Junta reaccione?

En el Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla, se están produciendo partos sin epidural por la falta de anestesistas. No es una anécdota: es una violación del derecho a un parto sin dolor. ¿De verdad alguien puede justificar esto?

En Córdoba, SATSE denuncia que no habrá sustituciones de enfermeras, fisioterapeutas ni matronas este verano en el Distrito Córdoba-Guadalquivir. La plantilla se reducirá un 40% y no hay contratos previstos para cubrir las vacaciones o las bajas. ¿Qué ocurrirá con los pacientes crónicos, con las embarazadas, con quienes necesiten rehabilitación?

La situación también es insostenible en Cádiz. Comisiones Obreras ha alertado del estado del paritorio del Hospital Puerta del Mar: cunas térmicas que se sobrecalientan, monitores que fallan, timbres que no funcionan, techos que se desprenden, camillas que se caen. Todo esto mientras el personal sanitario está agotado y es claramente insuficiente.

En Almería, en la comarca del Almanzora, una decena de consultorios permanece días enteros sin atención médica. No es una excepción: es el modelo de gestión del PP, basado en la desatención del medio rural y el abandono de quienes no tienen voz mediática. Un auténtico drama para miles de ciudadanos.

Y lo peor de todo es que el Gobierno andaluz no hace nada. No hay reacción, ni plan de choque, ni una mínima voluntad de revertir el desastre. La estrategia está clara: dejar que el sistema público se hunda para justificar la externalización y el desvío de recursos a la sanidad privada. Moreno Bonilla ha convertido la sanidad pública en un campo de batalla, y quienes pierden son siempre los mismos: los trabajadores y la ciudadanía. Un quirófano cerrado, una consulta suprimida o una matrona menos pueden significar una tragedia para cualquier familia.

Frente a esto, la respuesta de los andaluces y andaluzas no puede ser la resignación. Hay que denunciarlo, visibilizarlo y exigir un cambio de rumbo. La sanidad pública no puede sobrevivir a más veranos como este. Sr. Moreno Bonilla, entérese, la salud no es un lujo ni es una mercancía, es un derecho fundamental. Andalucía merece una sanidad pública digna, bien dotada y accesible para todos y todas.

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