No puede explicarse de otra manera el empeño del Partido Popular en tratar a los españoles como si España fuese una nación aislada del mundo de la comunicación global; eso les gustaría a ellos. Y además no aprenden, porque recordemos que esa visión estrecha y provinciana del mundo ya les ha costado caro antes. El Partido Popular perdió unas elecciones no porque unos terroristas islamistas pusieran una bomba en unos trenes, sino porque mintieron reiteradamente respecto a la autoría de las bombas y porque dichas mentiras mostraban un profundo desprecio y desconocimiento de su propia ciudadanía. El PP no parece usar con naturalidad internet, ni otros idiomas, y tampoco se ha enterado de lo que significan las redes sociales. Aquella tarde nefasta del 11 de marzo resultaba ofensivo y patético conectarse a internet y leer el New York Times, por ejemplo, o simplemente entrar en cualquier foro de opinión, y después escuchar a Acebes. No sólo eran probadamente mentirosos, sino que daban la impresión de ser unos paletos convencidos de que todo el mundo es como ellos.

Les ha vuelto a pasar lo mismo. Rajoy parece creer –como un niño pequeño- que si no pronuncia la palabra “rescate”, el rescate no existe. La otra posibilidad es que crea que somos los demás los que somos tontos, y eso tampoco da buena impresión. El empeño de Rajoy en explicar el rescate como si nos hubiera tocado el premio gordo de la lotería:  dinero que nos cae sin condiciones, dinero exigido por él además, ha provocado la hilaridad y la burla de los medios de comunicación del resto del mundo, pero ha tenido otras consecuencias. Los países “rescatados” están que trinan y exigen las mismas no-condiciones y los ricos, los que mandan, ven que por culpa de Rajoy se les alborota el gallinero, así que tampoco están muy contentos.  Merkel piensa que Rajoy es tonto y eso no debe ser bueno para nuestra prima de riesgo. Y eso fuera. Por lo que respecta a aquí dentro estamos nosotros, españoles y españolas,  que para mal de Rajoy tenemos acceso a toda la información y opinión del mundo y muchos incluso hablamos inglés, cosa que Rajoy parece ignorar también. El caso es que nos enteramos de todo.

En su comparecencia forzada ante los medios, el presidente parecía una parodia de él mismo hecha por un cómico no precisamente amigo. Tenemos un presidente de gobierno que no se ha enterado de que ahora le escuchan un poco más allá de La Coruña y que además, la gente de La Coruña puede leer con naturalidad los periódicos norteamericanos o europeos. La impresión que da Rajoy es la de que es un hombre que no se entera de nada y que repite un mantra tranquilizador para él mismo; los mercados, claro, ni caso. Los medios extranjeros se ríen de él y aquí, en cambio, no podemos ni reírnos.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es