Hace pocos días, escasas horas, en la réplica de Mariano Rajoy el presidente entrante sentenciaba: "No subiré los impuestos". Durante los últimos ocho años de oposición la derecha ha defendido reducir los impuestos como salida de la crisis. Cualquier debate al respecto suponía una seria discusión sobre la necesidad, según los conservadores, de reducir la presión fiscal.

Nos encontramos en estos momentos con el mayor y más ridículo de los fraudes electorales: la primera medida ha sido la de aumentar los impuestos a las rentas medias y, en general, a las menos favorecidas.

Golpe contra el consumo
Gravar el IRPF supone un duro golpe al consumo, verdadero talón de Aquiles en estos momentos de la economía nacional. El instrumento excéntrico ideado por el Gobierno, el llamado recurso de solidaridad, supone detraer para el consumo una cantidad suficiente como para meter a España de cabeza en la recesión.

Especialmente por el incremento de gravamen en las rentas bajas y medias, además de su efecto sobre la equidad, dado que son éstas las que tienen una mayor propensión media y marginal al consumo.

Laffer atragantado
Al mismo tiempo, llevar a las rentas más altas al 52% de tipo de gravamen en el IRPF es un sinsentido, además de un nuevo fraude y daño a estos oídos que no han parado de escuchar desde las filas conservadoras que a más presión fiscal sobre las rentas altas mayor evasión y elusión tributaria siguiendo la simpar curva de Laffer.

Demoledor frente al ahorro
No bastando con ello no se les ocurre otra cosa que añadir tributación -entre un 2% y un 6%-, al ahorro de los españoles. Suman a los tipos aplicables una nueva escala del ahorro que gravará en mayor medida las cantidades destinadas al mismo y declaradas en el IRPF.

El contribuyente, cercado, rodeado por una Administración que drena su renta, limita su consumo, no tendría más salida que el ahorro. Pues bien, aquí está Montoro y Guindos para no dejarle escapatoria gravando de forma demoledora el ahorro.

Inequidad: contra los menos favorecidos
El recurso de solidaridad para los diferentes tramos del IRPF supone que las rentas menos favorecidas y las medias vean elevarse su tipo de gravamen de forma alarmante. Imagínense una base liquidable en el Impuesto sobre la Renta de tan solo un euro; pues bien, en ese caso tributará un 0,75% más de lo que lo hacía anteriormente.

A favor de los que más tienen
No bastando con ello tratan de beneficiar a aquellos que más tienen recuperando la deducción por adquisición de vivienda habitual para rentas superiores a los 24.000 euros. Dicho de otra manera: podrán deducirse la compra de una vivienda aquellos que más renta tienen.

Efectos sobre el crecimiento
Se calcula que estas medidas harán resentirse nuestro PIB en al menos un punto. Un 1% menos de crecimiento es un arma de destrucción masiva del empleo, de la ocupación, y un aliado formidable del paro.

Más desempleo
A pesar de que el Consejo de Ministros pusiera encima de la mesa el empleo como primera medida a arrostrar frente a la crisis, las actuaciones prioritarias van encaminadas sin embargo a lograr una transferencia de renta desde los trabajadores a los empresarios sin importar el aumento del desempleo y la caída en la ocupación.

Además de las medidas contra el crecimiento, la ampliación de la jornada laboral de los trabajadores públicos -enfermeros, médicos, maestros, bomberos, policías, etc-, añaden a esto la no contratación, el despido, de un número enorme de interinos, aumentando de forma directa el número de desempleados.

Salarios de miseria
La congelación del Salario Mínimo Interprofesional en los 641,40 euros al mes nos acerca más a los países del Tercer Mundo. España es una de las naciones de Europa con menor SMI. Pero lo peor son los fundamentos económicos del gobierno: ¿alguien puede creerse que un empresario va a dejar de contratar a un trabajador porque le cueste 650 euros en vez de 641,40 euros?

Mentiras como excusas
Como era de esperar la estrategia seguida por el PP no es otra que falsear las cuentas públicas para presentar unas medidas cuyo coste pretenden imputar al gobierno anterior. Así lo han hecho desde comunidades autónomas como la de Castilla La Mancha, hasta ayuntamientos como el de Alcorcón.

Señalar que el déficit público será del 8% en vez del 6% es llamar mentirosos a los interventores de la Administración Central. Al mismo tiempo se trata de un esperpento que puede justificarse con cualquier maniobra contable. Además, ¿por qué criticaban subir los impuestos cuando el déficit era del 9,2% sobre el PIB?

El sentido equivocado
La política económica que presenta el Consejo de Ministros no sólo va en el sentido contrario al crecimiento y al empleo, incluso a la hora de reducir el déficit y frenar la expansión de la Deuda soberana, sino que representan un fraude electoral sin antecedentes en la economía española.

La labor de oposición
El PSOE tiene la obligación de reaccionar frente a este desatino político, electoral y económico. Quedarse mirando a las musarañas redundará en un mayor daño a los menos favorecidos y una quiebra evidente en la equidad entre los españoles.

Se necesita un partido fuerte, renovado, con gente suficientemente preparada que haga frente, técnica y políticamente -con valor, determinación y rapidez-, este desaguisado, este infortunio para nuestro país que es tener a unos conservadores sin criterio al frente del Consejo de Ministros.

Antonio Miguel Carmona es profesor de economía, diputado regional de Madrid y Secretario de Economía del PSM-PSOE
www.antoniomiguelcarmona.wordpress.com