Feijóo está en caída libre. Cada día que pasa, el hombre que aseguraba que no era presidente porque no quería, pierde más votos entre su propio electorado. Según el útimo informe del CIS, desde octubre de 2023 a septiembre de 2024, ha caído más de 20 puntos, entre quienes siendo votantes del PP, le prefieren como presidente del Gobierno. Ha pasado del 69,9% al 49,2%. Le vendría bien reflexionar sobre los motivos por los que la mitad de su base electoral no lo quiere en Moncloa.
Otro dato relevante. Mientras en primavera de 2022, el dirigente gallego obtenía un aprobado, un 5,2 y superaba a Pedro Sánchez en más de medio punto; hoy su nota ha descendido al 3,95; por debajo del presidente del Gobierno. También se hunde en confianza. En 2022, al 30% de los españoles le ofrecía “bastante confianza”, ahora está en el 17%. Ha bajado a la mitad.
Son datos del CIS, a los que se suman otras encuestas realizadas por diversos medios de comunicación y no precisamente progresistas. Todos coinciden en una cosa, en que hoy Feijóo es el líder político peor valorado por los suyos. Crece la preocupación en el seno de su partido y se escucha cómo sus barones empiezan a afilar las navajas.
Los presidentes autonómicos del PP son conscientes del deterioro que está sufriendo Feijóo. Por eso, se alejaron de él en el arranque de este curso político, que se celebró en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra). Allí el presidente del PP solo estuvo acompañado por tres presidentes autonómicos, y uno de ellos porque era presidente de la Xunta y el acto era en Galicia. Además de Alfonso Rueda, solo fueron Carlos Mazón y Mañueco. ¿Por qué será que el pasado año estuvieron practicamente todos y todas y este año no ha ido casi ninguno?
Se nota en el ambiente que Feijóo no tira. La estrategia del PP sobre la amnistía fracasó por las propias palabras del expresidente gallego, cuando dijo que él hubiese aprobado lo mismo y por sus reiterados intentos de buscar acuerdos con Puigdemont.
Luego hemos visto su idas y venidas respecto al tema de la financiación autonómica. Nunca ha tenido una propuesta consensuada con sus barones al respecto. Su foto rodeado de todos sus presidentes autonómicos para demostrar “que mandaba” ya sabemos que se destrozó en minutos. Porque exigió que no se fuesen a sentar con el presidente del Gobierno en reuniones bilaterales, pero casi nadie le hizo caso. Incluso, el presidente del PP de La Rioja salió encantado de la reunión con Pedro Sánchez.
¿Cuál es el proyecto político de Feijóo? No tiene y si lo tiene, lo oculta para no perder más apoyos. Su única estrategia pasa por confrontar con el Gobierno y utilizar contra él las palabras más gruesas que se le ocurren todas las mañanas, eso sí, sin arrimar jamás el hombro en beneficio del país.
En las últimas semanas su notable nerviosismo, ha provocado que el aún lider del PP, diga barbaridades sin sentido, llegando a acusar al presidente del Gobierno de seguir los pasos del dictador Franco. Dos apuntes Sr. Feijóo. Primero, hoy España se encuentra entre las 24 democracias plenas del mundo, son datos de 'The Economist'. Segundo, lo mismo se le ha olvidado de dónde procede el PP y de que el fundador de este partido fue un ministro franquista. ¡Qué cosas!
Y es que no aciertan ni una. ¿De verdad Esteban González Pons, responsable de política exterior del PP, puede acusar al Gobierno de estar implicado en un golpe de Estado en Venezuela? ¿Hasta dónde van a llegar en sus infamias?
¿Y qué decir, del salto al vacío del PP en la Eurocámara al unirse a la extrema derecha en su apoyo a Edmundo González? ¿Qué decir de buscar el voto de Meloni, de Salvini, de Orban o Le Pen? ¿Qué decir de su resolución que partió a la Eurocámara en dos y salió adelante con menos apoyo que la de 2021 con Juan Guaidó? ¿Qué decir de la foto en Roma de Feijóo con Meloni, con elogio incluido a la política migratoria, de una líder de un partido heredero de una formación con ideología fascista? ¿Adónde pretende llegar Feijóo?
¿A qué juega Feijóo? ¿A romper con todo? La pasada semana el PP estaba muy contento porque había derrotado parlamentariamente al presidente del Gobierno en el Congreso. Era todo un éxito para él, pero ¿en qué lo había derrotado? En la reforma de la Ley de Vivienda con la que se pretendía corregir el agujero de los alquileres de temporada. El PP votó no, destrozando así la esperanza de miles de familias y de jóvenes, a que bajasen los precios de los alquileres. ¡Qué vergüenza!
En estos días, ha tenido otra ocurrencia. Una Ley de Conciliación, en la que no creen ni ellos, porque hace unos años la votaron en contra e incluso la llevaron al Tribunal Constitucional. Después Feijóo ha mostrado su apoyo a estudiar la reducción de la jornada laboral, pero Ayuso lo ha desautorizado. ¿Quién manda en el PP?
Y hay otro tema que está alejando a muchos barones de Feijóo y son las adjudicaciones a la empresa de la que es directiva su hermana y donde el líder del PP debería dar muchas explicaciones, aunque sigue sin darlas.
Por cierto y para ir terminando, seguimos sin conocer quien ha sido el “lince” que ha puesto a Feijóo en un posado fotográfico haciendo como que lee prensa inglesa y alemana. Sobre todo, porque todo el mundo sabe que no habla ni inglés ni alemán. ¿Se puede ser más ridículo?
La oposición avinagrada de Feijóo no está dando resultados. Asegurar que España se hundía cuando está creciendo por encima de todos los países de la Unión Europea es un error sin parangón. Que España esté hoy más unida que cuando el PP gobernó en 2017 es otro escollo en su estrategia. La realidad es que el futuro de Feijóo cada día es más negro, y tanto él como los suyos lo saben y son conscientes. Se admiten apuestas para ver cuánto dura.