La  crisis quebró -de modo brutal- el timón de un Gobierno progresista, laborioso, decente y volcado con entusiasmo hacia el reformismo socialdemócrata, en la mejor acepción del término reformismo. Pero es cierto que el Gobierno Zapatero -en sus primeros cuatro años de legislatura- hizo  su trabajo básicamente bien.  Y por ello, entre otras razones, venció con holgura a la derecha en las elecciones de marzo de 2008.

Ejecutivos tambaleantes
El aludido desequilibrio es consecuencia de la crisis, que  ha destrozado casi todo. De la misma manera que venían cada dos por tres gravísimos  movimientos de tierra imparables, el mapa político español se iba pareciendo como dos gotas de agua a Gobiernos tambaleantes y humillados como los de Grecia,  Irlanda, Portugal o Italia.  En España,  todo este jaleo inaguantable terminó con Zapatero.

Bandera blanca
Cuatro meses largos antes de que se cumpliera la segunda legislatura socialista, el presidente sacó bandera blanca y se metió torpemente en el laberinto de la confusión. Él seguía siendo presidente, pero el presidente de hecho era Rubalcaba. Semejantes maniobras no sirvieron para casi nada. El desequilibrio benefició tanto al Partido Popular, que entre el 22 de mayo y el 20-N, se quedó con todo. Prácticamente, con todo: Ayuntamientos, Autonomías, el Gobierno de la nación y lo que te rondaré, morena.

La izquierda no toca pelota
El desequilibrio político entre la derecha y la izquierda  es ahora monumental. La izquierda ha perdido pie y no toca pelota. El mérito de la derecha consiste en no haberse involucrado en la lucha contra la crisis y en observar cínicamente como el Ejecutivo iba cayéndose sin freno alguno. El Gobierno del PSOE jugaba  con desventaja. La mayoría de los medios de comunicación lo vapuleaban. Muy pocos lo defendían con mayor o menor énfasis. Sin embargo,  eso no era ninguna novedad. La política mediática de Zapatero fue –salvo algunas excepciones, como su apuesta acertada por RTVE- errante e incluso disparatada.

La incapacidad del Gobierno Zapatero
Ayer supimos que el diario Público había presentado ante los Juzgados de lo Mercantil de Barcelona la solicitud de declaración de concursos de acreedores. El desequilibrio mediático en España se arrastra desde hace mucho tiempo. La delicada peripecia en la que se halla Público confirma la incapacidad del Gobierno Zapatero a la hora de poner en marcha una estrategia de comunicación sólida y adecuadamente construida, lo que no debiera interpretarse ni como una dádiva ni un favor de amiguetes.

La joya de la Corona
Primero se hundió CNN+, la joya de la Corona de Prisa. Luego, la Cuatro dejó de ser la televisión generalista concedida por el Gobierno a Prisa. Más tarde, recientemente, la Sexta, ha sido comprada por el Grupo Planeta/Antena 3. Ahora,  Público, también en la órbita del Grupo Mediapro, avanza hacia el abismo, aunque  los indicios conocidos no descartan, hoy por hoy, alguna solución viable.

No quisieron verlo
Este país se ha convertido en un desequilibrio casi total a favor de la derecha política y en contra de la izquierda política. El desequilibrio mediático era visible, pero muchos no quisieron verlo. La enorme diferencia entre los medios conservadores y los progresistas deberían poner los pelos de punta a los ciudadanos de convicciones democráticas.

A vuestra disposición
Compañeros y amigos de Público: desde ELPLURAL.COM os enviamos nuestra solidaridad y nuestro compromiso de ayudaros en la medida de nuestras posibilidades, que no son  precisamente muy abundantes. Pero aquí estamos. Y estamos a vuestra disposición. La libertad de expresión sin apenas medios progresistas es una caricatura de mal gusto y un agasajo al PP.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM