Xavier García Albiol, el líder xenófobo del PP catalán, ha reiterado hasta la saciedad que los inmigrantes se benefician de ayudas sociales aun siendo delincuentes. Ahora podrá añadir -en su causa general abierta a la inmigración-  que son los forasteros los que se dedican a resucitar en Barcelona antiguas enfermedades.

Los estercoleros
La derecha busca votos en todos los estercoleros. Demonizar a los inmigrantes es fácil. Atacar a los más débiles genera –sobre todo en tiempo de crisis- un peligroso caldo de cultivo. Así empezó en la Alemania nazi la persecución de los judíos, de los gitanos, de los comunistas, de los socialistas y de cualquier opositor al régimen hitleriano.

Están jugando con fuego
Por fortuna, estamos muy lejos de aquella época estremecedora. No es comparable, por supuesto, el ideario del PP con el de Hitler. Pero de Mariano Rajoy y de sus colaboradores más cercanos  se puede decir que, respecto a la inmigración, están jugando con fuego. La  comparación no hay que hacerla, desde luego, con los nazis.



En tiempo real
Sí puede hacerse esa comparación, ahora mismo, en tiempo real, con el auge en Europa de los partidos de extrema derecha  que, a menudo, arrastran hacia sus posiciones radicalizadas a la derecha tradicional. El acuerdo Shengen se tambalea significativamente. La irrupción de los partidos que se proclaman xenófobos no es un episodio marginal o anecdótico. Va creciendo cada vez más.



Populismo pestilente
Está llegando la hora maldita de los predicadores de la demagogia. El populismo más pestilente se extiende por doquier. Castigar a los hambrientos, a los que salieron de sus países para conseguir un nivel de vida más confortable es una canallada. ¿No se acuerdan determinadas gentes, en la actualidad enemigas de los inmigrantes, que muchos españoles se fueron a hacer las Américas y, enriquecidos algunos de ellos, regresaron con la denominación de indianos? ¿No quieren recordar cómo, en los sesenta y setenta del siglo pasado, más de un millón de españoles se fueron a Alemania, a Suiza y a otros países buscando mejorar sus ingresos y, por consiguiente, su vida?

Rectifique, por favor
Sr. Fernández Diaz, rectifique por favor. Abandone la ignominia de culpabilizar a los inmigrantes. Frene al PP, que parece dispuesto a seguir azuzando a los más pobres, venidos a España por un delito inexistente. El hambre no es un delito. ¡A ver si nos vamos enterando!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM