El Mundo se inventó, tal cual, toda la trama fantasiosa de ETA en relación con el 11-M. Todo ello tenía el muy poco democrático objetivo de deslegitimar la victoria socialista en su primera legislatura. Estuvieron inventándose tramas, indicios, pruebas y aderezándolo todo ello con ácido bórico, durante los primeros cuatro años de Zapatero. No les importó con eso añadir más dolor a las víctimas, confundir a gente vulnerable por culpa de su sufrimiento, confundir en lo posible a la justicia y no digamos ya a la verdad. No es que no sea periodismo, es que eso que hace El Mundo es profundamente inmoral.

Ese tipo de prensa, como la de Murdoch en los países de habla inglesa, que inventan, mienten, manipulan lo que haga falta sin ningún tipo de límite ni escrúpulo (el comportamiento de Murdoch engañando a los padres de una niña inglesa asesinada por un pederasta demuestra qué tipo de moral tienen estos personajes) esta prensa, digo, es una amenaza para la democracia y debería estar sujeta a ciertas reglas. Las mentiras que se intentan hacer pasar por verdades deberían estar más controladas por la justicia al menos si alguien se siente perjudicado. No las opiniones por supuesto, sino el falseamiento de datos o la pura invención que se intenta hacer pasar por hechos ciertos a sabiendas de que todo es mentira. En esto El Mundo es experto.

No hace falta decir que, además, es un periódico sumamente reaccionario que se ha convertido en la casa desde la que personajes de extrema derecha juegan al peligroso juego de decir la bestialidad o la estupidez más gorda: véase Sostres, Sánchez Dragó, Losantos etc. Extrema derecha unida a la completa ausencia de de cualquier límite ético y moral es un cóctel peligroso. Que la derecha entera fuese a la presentación de un libro presuntamente escrito por Pedro J. no es raro. Que fuese gente del Partido Socialista no sólo es más raro, sino que no es bueno para el PSOE.

No es bueno para esa imagen que los políticos deberían combatir, y más los de la izquierda, de que todo da igual; que esto no es una cuestión ideológica, ellos con el poder y el glamour y no importa que ese periódico mienta, manipule o sea de extrema derecha. Que estuviera Bono en el festejo no es de extrañar. El inefable, folclórico y conservador Bono se va pronto a  su casa y dejará de poner de los nervios a los sufridos votantes socialistas. Que el presidente del Gobierno, el mismo cuya legitimidad para ocupar el cargo fue permanentemente cuestionada, el mismo al que El Mundo insultó, calumnió y ridiculizó, estuviese en el sarao (aunque con muy mala cara, todo hay que decirlo) es lo que es inexplicable. Porque si no es inexplicable, entonces es mucho peor, comenzaremos a hacernos preguntas ¿Qué connivencias hay entre el Gobierno y El Mundo, qué le deben, de qué se guardan? ¿Es que nada importa nada? Menos mal que no fue Rubalcaba.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)