Cuando este país se mantenía medio dormido y en silencio pensábamos que no había organización social que lo despertase, pero estábamos equivocados. La gente estaba dispuesta y concienciada a salir a las plazas y calles. Les faltaba la cita, día y hora. Y el 15 M se la dio.

Hemos visto manifestaciones, debates muy interesantes  y protestas necesarias,  pero un movimiento que sólo pretende ser “el incordio” de los gobernantes no tiene mucho futuro. No pueden o por lo menos no deberían convertirse en la eterna “mosca cojonera” del poder establecido, entre otras cosas porque ese poder lo conformamos los votantes el día que vamos a las urnas y depositamos un voto.

Y ahora a dos meses escasos de unas elecciones generales muy importantes, todas lo son pero éstas más, quizás haya llegado el momento de dar a conocer su madurez, de tomar una opción y son muchas las posibilidades, pero la más importante es participar en los comicios.

Es imprescindible apostar por alguna formación política y exigirle que cumpla sus promesas al mismo tiempo que pueden  y deben seguir alzando su voz en la calle ante todo tipo de injusticias. Aunque ni ellos mismos se lo crean, del mes de marzo hasta nuestros días han conseguido modificar muchas agendas y discursos políticos, excepto las de personajes extremistas como Esperanza Aguirre, la cual está dispuesta a todo con tal de no verlos ni oírlos más en la Puerta del Sol. Incluso a crear su propia policía autonómica, aunque no lo contemple el Estatuto de Autonomía, con tal de librarse de ese ruido tan molesto para ella.

Su papel  como conciencia de una sociedad, puede seguir adelante porque es obvio que después de unas elecciones los problemas seguirán  existiendo y no se arreglan de un día a otro. Y es más, sus reflexiones y debates pueden ser muy necesarios a la hora de aportar alternativas, sugerencias, soluciones.

Pero al igual que sus aportaciones siguen siendo necesarias, su voto también lo es, porque nos guste o no, el destino de una sociedad democrática se decide en las urnas y son los diputados y senadores electos los que van a llevar el timón del país, los que van a redactar leyes, a tomar decisiones, a optar por una política conservadora u otra progresista.

Ya sabemos que la democracia es el sistema menos malo de convivencia, pero es el que hay. Y es obvio que no es lo mismo, aunque ellos se empeñen en decir lo contrario, que gane uno u otro. En nuestro panorama político existen muchas fuerzas políticas para votar, unas podrán gobernar y otras presionar y controlar. Todas tienen su papel.

Ha llegado la hora de elegir. Sería sano para nuestra sociedad e incluso para su propio movimiento,  que optasen por un voto.

De esta forma ya no podrán decir que no les representan. Obvio, no les representan porque no les han dado su confianza.

Voten y después, exijan, controlen, protesten, ofrezcan alternativas.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora

PD. “La Universidad de Castilla-La Mancha se encuentra estrangulada económicamente. Nunca fue deficitaria, hay que subrayarlo, ha gestionado con notable eficacia y sin deudas los recursos públicos recibidos. También es cierto que, sin que hubiera incrementos de títulos, el gobierno autonómico, desde 2004, aumentó en un 60% el presupuesto de la universidad, lo que ha permitido una mejora importante de todos los servicios de docencia e investigación, y también ha servido para sobrevivir en este año de 2011 en el que sólo se ha recibido del gobierno autonómico el dinero para pagar la nómina de julio de 2011, que correspondía a diciembre de 2010”.



Juan Sisinio Pérez Garzón, Antonio Baylos, Joaquín Aparicio, Runo Camus, Nicolás García Rivas, Félix Jalón y Publio Pintado Sanjuán: Catedráticos de la Universidad de Castilla – La Mancha.

Publicado en LA VERDAD de Albacete. 21 de septiembre de 2011