Los gobiernos del Partido Popular y Ciudadanos en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid empiezan a mostrar su peor cara. Al poco de ser constituidos contradicen una parte importante de lo que decían en campaña electoral. Aquellas críticas despiadadas a la gestión de Manuela Carmena, con la promesa de revertir todo lo que había hecho la exalcaldesa, empiezan a desmoronarse. Como si la cosa no fuera con ellos, PP y Ciudadanos han optado por la huida hacia adelante.

Haciendo gala de una desfachatez a toda prueba, de acusar a la izquierda de odiar a los coches y de arruinar a los comerciantes con Madrid Central (“Madrid Central va a dejar de existir”), el alcalde José Luis Martínez Almeida ha anunciado que peatonalizará la Puerta del Sol. Han sido ingenuos quienes hayan creído que era posible acabar con las medidas anticontaminación, cuando Europa está vigilante. Es de esperar que también caiga por su propio peso la campaña de rebajas en las multas con aquel 2 por 1: “Si no tienes multas de circulación en dos años, la primera gratis”. Al tiempo…

Haciendo gala de una desfachatez a toda prueba, el alcalde José Luis Martínez Almeida ha anunciado que peatonalizará la Puerta del Sol

En cuanto a la Comunidad de Madrid, en donde Ciudadanos se vio obligado a disfrazar a Ángel Gabilondo de ultra para justificar su apoyo a Díaz Ayuso, la prometida bajada de impuestos se ha estancado solo un mes después de la investidura. Escribía Ignacio Aguado, vicepresidente y líder de los naranjas en la Comunidad, hace un par de meses en twitter: “Hoy hemos firmado un acuerdo de gobierno con 155 medidas inéditas para revolucionar las políticas sociales, ayudar a la familia, seguir bajando impuestos…” Pues ahora ha declarado que ve muy difícil bajarlos.

También llega el momento del pago a la ultraderecha. Vender el alma al diablo por un puñado de votos tiene consecuencias. Y aunque se sabe cómo acabará la ocurrencia de soterrar la Gran Vía, lo cierto es que el acuerdo suscrito entre el Partido Popular y Vox obligará a convocar un concurso público para estudiar la viabilidad del rocambolesco proyecto. Se trata de contentar a Vox, como sostiene ABC.

También llega el momento del pago a la ultraderecha. Vender el alma al diablo por un puñado de votos tiene consecuencia​

Una formación que participó en el minuto de silencio convocado por el asesinato de la última víctima de violencia machista en Madrid, pero dejando muy claro que el lema de la concentración, “Basta ya. No a La violencia de género,” se trata de una campaña publicitaria de la izquierda. Aquellos que niegan que Vox se trate de la ultraderecha, bien harían en informarse de estas barbaridades que nos regala el partido de Santiago Abascal, día sí y día también.

La repetición de elecciones generales conlleva un gran riesgo, la abstención. En la convocatoria del 28 de abril, el miedo de la izquierda a la irrupción de la ultraderecha hizo que muchos, que en circunstancias normales se hubieran abstenido, fueran a votar. El efecto miedo a Vox parece haberse disipado, cuando debería suceder lo contrario, porque lo que era solo una amenaza con la foto de Colón es hoy una realidad con Espinosa de los Monteros en la tribuna del Congreso, aunque sea por unos días.