Una cosa es la demagogia, los bulos, las mentiras permanentes de Ayuso y otra ser cruel. La presidenta de Madrid se cree intocable. Se cree incluso con el derecho de insultar, pero no comprende que hay cosas que merecen respeto, ese respeto que ella jamás practica. Desde las tripas no se puede gobernar, hay que tener corazón.

La presidenta de Madrid habla de “huesos” cuando el presidente del Gobierno visita los trabajos del laboratorio forense en el Valle de Cuelgamuros, que atiende la demanda de 160 familias que todavía hoy siguen buscando respuestas. No entiende que no se trata de huesos, que son los restos de personas asesinadas. No entiende a miles de ciudadanos y ciudadanas que llevan décadas buscando a sus familiares, pensando cada día en ellos y que se dejaran hasta el último aliento para poder encontrarlos y poder enterrarlos con dignidad. No, no son huesos, como dice la cruel e inhumana Ayuso, son personas dignas que fueron fusiladas y tiradas en las cunetas por el franquismo, ese franquismo de la que ella quiere ser heredera.

¿La Sra. Ayuso no siente el más mínimo pudor cuando dice estas atrocidades? Entérese bien, no son huesos, son personas decentes que hay que sacar de las fosas comunes, hay que contar sus historias y darles dignidad. Porque no habrá justicia real en nuestro país, mientras unas familias pueden honrar a sus muertos y otros sigan buscando sus restos.

No es justo como PP y Vox tratan a todas estas familias. No es decente que PP y Vox intenten equiparar el periodo democrático de la Segunda República con el fascismo de Franco. No se puede comparar a aquellos que han sido asesinados con sus asesinos. No es digno que PP y Vox traten de acabar con las leyes de memoria histórica en varias comunidades autónomas donde gobiernan. Entérense: sin memoria no hay democracia. No es tolerable que PP y Vox quieran volver al discurso de las dos Españas y pretendan volver a dividir a nuestro país.

La crueldad de Ayuso no se queda aquí. Hemos conocido recientemente que según las actas del propio gobierno de la Comunidad de Madrid casi el 80% de los muertos por Covid en residencias no fueron derivados a hospitales. Y es demoledor el informe de la Comisión por la Verdad, que calcula que podrían haberse salvado más de 4.000 mayores de los cerca de 8.000 que murieron en las residencias de Madrid en 2020. ¿Hubiese ocurrido lo mismo si estas personas hubiesen tenido un seguro privado?

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Cuando crees que Ayuso no puede ser más cruel, va y se supera. Porque no solo no se ha dignado a recibir y atender en todo este tiempo a esas miles de familias rotas por el dolor, que no pudieron despedirse de sus mayores; sino que ahora les reclama el pago de los días que estuvieron, antes de que les dejara morir, en las residencias de la Comunidad. ¡Esto no es ni decente ni es digno!

Tampoco es digno que en Madrid haya casi un millón de personas en listas de espera, mientras es la comunidad donde menos se invierte en sanidad por habitante en 2024 según un reciente informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad. ¡Esto también es ser cruel!

Es cruel jugar con la salud e incluso con la vida de los madrileños y madrileñas. No es digno deteriorar a conciencia la atención sanitaria ni es decente recortar el número de profesionales y cerrar servicios. Falta personal en todas las categorías: médicos, pediatras, enfermeras, administrativos... No se dan citas hasta 10 o 15 días. Muchos servicios de urgencias de Atención Primaria han quedado reducidos a atención de enfermería. Es habitual que llames a una ambulancia y esta venga sin médico o que en los hospitales no haya sábanas, toallas o pijamas para cambiarte. ¿Hay derecho a esto Sra. Ayuso? ¿Por qué no invierte más en sanidad y menos en “inventos” como el hospital Zendal, que costó 200 millones de euros, mientras en 2023 se hospitalizaron en él a solo 489 pacientes, uno al día, y lleva 70 pacientes en los dos primeros meses de 2024? Ahora quiere gastar otros 50 millones en actualizar no se sabe muy bien el qué y con qué fin. ¡Qué barbaridad!

Pero la cosa no termina aquí. Ayuso se ha inventado este fin de semana, para buscar su titular diario, que hay políticos que maniobran a favor de Irán por el ataque a Israel, cuando el Gobierno de la nación condenó de inmediato el ataque. Pero lo que sí es cruel es que no hayamos escuchado una sola crítica por parte de la presidenta de Madrid para condenar el asesinato de 14.000 niños y niñas inocentes en seis meses en Gaza. ¿Es que acaso hay países de primera y muertos de segunda?

Ayuso está endiosada, se cree con derecho a todo y lo que es peor, se considera intocable. Está convencida de que puede hacer y decir lo que quiera gratuitamente. No habla de medidas que beneficien a madrileños y madrileñas, pero se esfuerza cada día en decir la barbaridad más grande. Esta no es la responsabilidad ni la actitud que debe tener una presidenta de Madrid, ni para eso le pagan los ciudadanos.

Sra. Ayuso, en política no vale todo. No vale actuar con tanto rencor y desprecio al que no piensa como tú. No vale tratar de machacar al adversario político. Hay que respetar a los ciudadanos, a todos los ciudadanos, a los que te votan y a los que no. Y hay que ser humilde y trabajar por el bien común y desde los principios democráticos.

Los ciudadanos no se merecen a alguien que les mienta. Ayuso debe dar muchas explicaciones, pero no solo no las da, sino que carga contra la prensa y tacha de falsas todas las informaciones donde se la critica. Los ciudadanos no merecen a alguien que protege y defiende a quien amenaza y ataca a periodistas. Ser político significa tener que dar explicaciones y además tener los bolsillos de cristal.

Es terrible que Ayuso pretenda, en su ser más profundo, volver a los años más oscuros de nuestra historia. ¿Esta es la España a la que ella aspira? Pues se equivoca. Los españoles y españolas de bien aspiramos a una España plural y diversa, donde quepamos todos y todas con nuestras diferencias. Una España donde se respete los derechos y libertades que tanto han costado conseguir. Una España con dirigentes con sentido común y con corazón.