El alcalde del PP de Málaga, Francisco De la Torre, con su última propuesta -la de “minipisos” de 35 metros cuadrados para que vivan los jóvenes e incluso familias con hijos-, se está postulando por méritos propios como el dirigente municipal más dañino de España.

Sr. De la Torre, lo mínimo que puede esperarse de un gobernante que plantea que los jóvenes malagueños vivan en un “zulo” de 35 metros cuadrados, es que previamente usted pase al menos una temporada en uno de ellos. Que lo haga con su familia. Que sienta lo que es vivir sin espacio, sin privacidad, sin intimidad. Que vea cómo es criar a un hijo en estas condiciones. Y luego, con conocimiento de causa, puede contarnos qué tal la experiencia.

Lo indignante no es solo la propuesta, sino el marco en el que se produce. Málaga lidera el aumento del precio de la vivienda en España. En el último año, el coste por metro cuadrado se ha disparado un 22%, alcanzando ya los 3.300 euros. En barrios como La Malagueta o el Soho, se superan los 5.000 euros. Y frente a esta emergencia habitacional, el alcalde no solo se niega a intervenir el mercado o a aumentar la vivienda pública, sino que propone que nos conformemos con vivir en zulos.

El modelo que defiende el alcalde de Málaga es un modelo de ciudad para los ricos, donde los malagueños sean expulsados. Cada día se parece más a Trump, solo que el presidente de los Estados Unidos expulsa a los inmigrantes y Francisco de la Torre expulsa a los que nacieron en esta bella ciudad.

En los últimos cinco años, más de 54.000 malagueños han tenido que abandonar la ciudad porque no pueden pagar un techo. Y la respuesta de De la Torre es que no pasa nada. Que se vayan a otros municipios, a Villanueva del Rosario o a Alhaurín de la Torre. Como si esto fuera lo más natural del mundo.

Málaga se ha convertido en la ciudad con más pisos turísticos de España. En barrios como La Merced, el 75% de las viviendas son ya turísticas. Un dato escandaloso. La presión del turismo masivo, el rentismo y la especulación están vaciando la ciudad de su gente.

Pero cuando al alcalde se le interroga sobre esta realidad, ni se inmuta. Asegura con total frialdad que el hecho de que los ciudadanos tengan que irse a vivir fuera de la ciudad “tiene una importancia relativa”. ¿Relativa? Para De la Torre, que una familia malagueña no pueda permitirse vivir en su propia ciudad no es un drama. Es una consecuencia “normal” del mercado.

De la Torre ha convertido a Málaga en una ciudad dividida según su cuenta corriente. Lujo para unos, miseria para otros. Su obsesión es construir rascacielos, complejos residenciales de altísimo standing y viviendas de más de un millón de euros en el litoral. Así, por ejemplo, la nueva promoción de La Térmica ofrece pisos de una habitación por 550.000 euros y de cuatro por 2,6 millones (más IVA). Las Torres de Martiricos superan el millón. ¿Qué trabajador o trabajadora puede pagarlos? Ninguno.

Y mientras el lujo florece, los jóvenes están hipotecando a sus padres para comprar un miniestudio de 38 metros por 320.000 euros. O alquilan una habitación tercermundista en un barrio periférico por más de 500 euros al mes. ¿Hay derecho a esto?

Los datos son tozudos y lo dicen todo. En Málaga, el alquiler ha subido un 35% en los últimos tres años. El precio medio del alquiler alcanza los 15 euros por metro cuadrado. Un piso de 70 metros se paga a 1.050 euros, con salarios medios que apenas superan los 1.300 euros. Según la tasadora Tinsa, la tasa de esfuerzo alcanza el 57,7% de la renta familiar. Es decir, más de la mitad del sueldo de un malagueño se va solo en pagar un techo. Y esto es simplemente insostenible.

No hay oferta porque no hay vivienda pública. Y no la hay porque el alcalde no quiere construirla. En lugar de eso, apuesta por viviendas turísticas -ya más de 14.000-, que expulsan a los residentes de sus barrios y disparan los precios. Lo que necesita Málaga es justo lo contrario: topar alquileres, regular los pisos turísticos, construir vivienda protegida y recuperar suelo público. Pero el PP, de la mano de De la Torre y Moreno Bonilla, solo piensa en hacer negocio.

Francisco de la Torre lleva décadas vendiéndose como un político “moderado”, pero su gestión demuestra lo contrario. Es un alcalde profundamente de derechas, ideológicamente alineado con el mercado, con el capital especulativo, con el turismo de cinco estrellas y con los fondos buitre. No hay nada de centrismo en su forma de gobernar. Hay neoliberalismo descarnado. Hay desdén por la vivienda como derecho. Hay sumisión total a los intereses inmobiliarios.

Los malagueños y malagueñas reclaman una Málaga para vivir, no para sobrevivir. Los ingenieros del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) no pueden alquilar un piso, como ha denunciado su director, Felipe Romera. Los sanitarios y docentes deben vivir en municipios periféricos porque no pueden permitirse los alquileres del centro. Los camareros y trabajadores de hostelería destinan más del 50% de su salario al alquiler. Y la juventud no puede emanciparse. Es un modelo injusto, insostenible y, sobre todo, profundamente antimalagueño.

Málaga tiene un potencial enorme para ser una ciudad próspera, inclusiva y diversa. Sin embargo, la apuesta especulativa del PP condena a la ciudad a un futuro, donde solo los más ricos, podrán vivir aquí. El futuro de Málaga cada día se aleja más de los ciudadanos y se acerca más a un modelo para turistas y millonarios. Francisco de la Torre hoy es el alcalde que expulsa a los malagueños, mientras rinde pleitesía a los millonarios. Es el alcalde que prefiere minipisos a derechos. Es el alcalde que ya no escucha a su ciudad. Es, en definitiva, el alcalde más dañino de España.

Málaga necesita recuperar su alma. Frente a esta deriva elitista, se precisa un cambio radical. Necesita un gobierno que defienda el derecho a la vivienda. Que no diga que “el mercado manda”, sino que ponga al mercado al servicio de las personas. Málaga no puede resignarse a tener un alcalde que desprecia a su gente. Málaga merece una ciudad para vivir, no para resistir.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio