Nadie sabe qué perspectivas de futuro tiene el caso Villarejo. Se sabe que el policía ha dedicado muchos años de su vida a ganar dinero, poniendo al servicio de quien mejor pagara sus montajes de investigación y su falta de escrúpulos, solo o en compañía de otros colegas, que es algo que se dirime. De este caso llama la atención la facilidad con que se ha movido el antiguo comisario, sus movimientos en el límite de los encargos oficiales, los requerimientos de la empresa privada para contratar sus servicios y su capacidad para chantajear a quien hiciera falta mediante grabaciones en ocasiones manipuladas.

El primer caso conocido fue el del famoso informe Veritas, con el que se intentó chantajear al juez Garzón y a otros magistrados, mediante un burdo apaño que intentaba demostrar bajas y pervertidas pasiones por parte de los afectados. En aquella época, no se supo quién era el artífice. Otro sonado asunto utilizado para intentar descabalgar a la ministra de Justicia fue el del audio, que se demostró manipulado, en el que se achacaban palabras a Dolores Delgado que no había pronunciado o, mejor dicho, que fueron editadas para que sonaran tan mal como se pretendía.

Fue en una comida en la que Delgado, explicó, había coincidido con Villarejo. La falsedad quedó evidenciada en sede judicial, pero aún sigue el eco. Ya se sabe que una mentira repetida hasta la saciedad se convierte en palabra de ley, salvo que afecte a la derechona, en cuyo caso, sus apoyos mediáticos se encargarán de silenciarla. Así pasó con el famoso almuerzo, en la sede de Medina Abogados, del líder del PP Pablo Casado con un grupo de comensales entre los que estaba también Villarejo.

Ahí se extremó el concepto coincidencia y se dio al olvido. Pero lo grave fue la reunión en 2009 entre Villarejo y María Dolores de Cospedal, entonces secretaria general del PP, a petición de esta, para conocer datos sobre la investigación judicial abierta unos meses antes sobre la trama Gürtel. El encuentro fue grabado por Villarejo y asistió Ignacio López del Hierro, marido de Cospedal, al que el comisario iba informando del rumbo de las pesquisas contra los populares. Bueno, pues de eso, nunca más se supo.

Sin duda, Pedro Sánchez y sus socios de gobierno tendrán que encontrar respuesta a las preguntas de si hay más tela que cortar con Villarejo y de cuál es la situación de las denominadas cloacas del Estado. Hereda el nuevo Gobierno una patata caliente y conflictiva. No es fácil desentrañar las malas prácticas policiales en un negociado en que el franquismo y la corrupción calaron hondo. No olvidemos que ahí sigue emblemático el policía torturador Billy el Niño, que aún mantiene sus medallas y su impunidad. A ver quién le pone el cascabel a ese gato.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com