La compañía Iberdrola, segunda firma más grande del Ibex 35, recurrió a los servicios clandestinos del comisario retirado José Manuel Villarejo de forma recurrente. Según adelantó El Confidencial junto con Moncloa.com, la energética espió a Manuel Pizarro, presidente de Endesa (su principal competidor); y maniobró para desarticular el movimiento vecinal contra una planta térmica. Se han desvelado nuevos documentos y grabaciones que confirman que Villarejo trabajó para la empresa desde el año 2004 con encargos que le realizaba Antonio Asenjo, responsable de Seguridad bajo el mandato del presidente Ignacio Sánchez Galán, que continúa a día de hoy.

En este sentido, La Información publica que Asenjo, quien habría hecho los encargos, ha solicitado personarse en la pieza del macroprocedimiento.

Según el citado medio, la intención del jefe de seguridad de Iberdrola es contar su versión en sede judicial y ante el juez instructor y los fiscales.

No obstante, en el caso de que el juez Manuel García Castellón opte por tomarle declaración, deberá esperar puesto que Asenjo se ha sometido recientemente a una compleja operación de corazón y aún está convaleciente.

Espiando a Pizarro

La compañía eléctrica encargó a Villarejo en 2004 que recabara información sensible sobre Manuel Pizarro, presidente de Endesa, su principal competidora del sector.

Según un documento, el jefe de Seguridad de la empresa de Ignacio Sánchez Galán, Antonio Asenjo, fue quien realizó el encargo en una cita que tuvo lugar el 2 de septiembre de 2004.

“A requerimiento de AS [el nombre en clave que dio Villarejo a Antonio Asenjo], que actúa en nombre y representación de (CLIENTE -K-) [Iberdrola], personal de este GABINETE DE INVESTIGACIÓN y ANÁLISIS (GIA) se ha desplazado a diferentes lugares, contactado con numerosas personas y consultado determinados bancos de datos, a fin de recabar la información precisa para valorar si el proyecto encomendado (a partir de ahora BB - BlackBoard) pueda conseguirse con los procedimientos concertados y los plazos previstos de ejecución”, reza el documento.

Asenjo dejó negro sobre blanco que recabar información sensible sobre Pizarro era una prioridad para Iberdrola: “El trabajo se realiza fundamentalmente con el fin de que se pueda disponer de medios y elementos necesarios para defenderse de los presumibles ataques que a corto, medio plazo, va a continuar realizando BB, especialmente tanto a la situación de la que K disfruta en el sector como singularmente en la toma de decisiones, entorno personal y contactos del CONSEJERO DELEGADO (CD)”.

En concreto, a Galán le interesaba espiar a Pizarro para conocer su relación con el PSOE de Andalucía. “Ese cromo… Lo necesitan los de arriba para… Para intercambiar”, afirma tajante el directivo. En otro de los cortes, Asenjo insiste de nuevo al presunto cabecilla de Tándem: “Es importante para nosotros… El tema de Endesa”.

Maniobrando por su planta térmica

El encargo de Asenjo de espiar a Pizarro no fue el primero que realizó a Villarejo. El primero, según El Confidencial, estaría relacionado con la central térmica de ciclo combinado de Arcos de la Frontera, en Cádiz. La obra estaba valorada en más de 1.000 millones e Iberdrola ordenó a Villarejo maniobrar para infiltrarse en el movimiento de oposición, tanto política como vecinal.

Y es que, el proyecto contaba con no pocos opositores: el gobierno local, el Ejecutivo andaluz (ambos en manos del PSOE), organizaciones ecologistas, vecinos…

Las grabaciones reveladas apuntan a que Asenjo advirtió a Villarejo que no quería ningún tipo de descuido o filtración: “Es importante para nosotros el que no haya ningún…”. El final no se escucha de manera clara.

El nombre en clave del trabajo de Villarejo fue Operación Arrow, y utilizó métodos crípticos para elaborar sus informes, tales como acrónimos, siglas etc.

El comisario fue concienzudo. Tanto que incluso investigó a un juez de lo Contencioso de Jerez de la Frontera que debía pronunciarse sobre una petición del Ayuntamiento gaditano para detener cautelarmente las obras de la planta.