O quizá sobre todo fue un militante de las organizaciones socialistas, el PSOE y la UGT, de la FETE, la federación de trabajadores de la enseñanza. Y un estudioso del socialismo y del movimiento obrero. O más bien, sobre todo, fue un pablista, un admirador profundo de la obra y el ejemplo moral de Pablo Iglesias, de quien se sentía heredero. O es posible que, sobre todo, fuese un político cabal capaz de enfrentarse al mismísimo Felipe González cuando éste desvinculó al PSOE del marxismo metodológico originario, y capaz de renunciar a los fastos de la política Institucional, aunque no a la actividad política. O, quién sabe, puede que sobre todo sea el cofundador de Izquierda Socialista como corriente de opinión, o el promotor de los movimientos de renovación pedagógica, o el vicepresidente del Congreso de los Diputados en la primera legislatura democrática de aquellas cortes que se vivieron como constituyentes, o el coautor del preámbulo de la Constitución, o de aquella LOE ejemplar, o el defensor de la libertad como emancipación y del laicismo más tolerante, o…
Hace un rato, en el Tanatorio de Tres Cantos, familia, amigos y compañeros nos hemos juntado para despedirle, con el mayor respeto y la mayor admiración, con cariño, con mucho cariño. Entre tantos, no solo había socialistas -de todos los colores, aunque mayormente de izquierda-. Había políticos y ex políticos de la derecha. Y profesores. Todos juntos.
Se nos ha muerto, pocos días después que su gran amigo Peces-Barba, y nos deja a todos un poco huérfanos intelectualmente: no está el país sobrado de sabios y se nos ha muerto uno. Y otra vez tengo que escribir la despedida del amigo a quien admiro: sit terra tibi levis, profesor, amigo.
Jesús Pichel es filósofo