Me van a perdonar que volvamos a una vez más a retomar la entrevista a Celia Villalobos en Espejo Público la pasada semana. Ahora que no es vicepresidenta del Congreso y se ha debido pasar todos los niveles del Candy Crush, la diputada del PP ejerce de portavoz estival de la formación. Y, en dicha aparición televisiva, Villalobos condensó todas las mentiras de su partido sobre el borrado de los discos duros de Bárcenas. El caso que va a convertir al PP en la primera formación juzgada por corrupción en España, si el tiempo lo permite y la Fiscalía no lo impide.

Villalobos defendió que el borrado de los ordenadores es algo lógico “por aquello de la defensa de la intimidad y de la protección de datos”. “Porque el que te sustituye a ti no tiene por qué meterse en tus conversaciones, tus emails…”, añadió.

Es cierto que, incluso por salud mental del nuevo trabajador, el argumento tiene cierta lógica. A nadie le apetece estrenar un trabajo y encontrarte en tu puesto las fotos de las vacaciones en Torremolinos de tu predecesor, o el último disco de Pitingo descargado. Aunque en el caso del ordenador de Bárcenas seguro que hablamos de jornadas de esquí en las montañas armenias o la maqueta de Taburete, el exitoso grupo de su hijo, Willy Bárcenas.

Pero el problema es que el ordenador de Bárcenas, al parecer, también contenía información delicado sobre el pillaje y el latrocinio sistemática del PP, esa “organización criminal” a ojos de ciertos organismos de seguridad. Y cualquier juez entiende que la “intimidad”  queda en segundo plano a la hora de recabar pruebas de delitos flagrantes, sean de la categoría que sean.

Cuando a Villalobos le dijeron ‘ya, bueno, oiga, pero es que el disco se borró hasta 35 veces’, la diputada contestó, con su reconocida algarabía: “Y 42, las que hagan falta. Yo no soy técnico informático, pero a lo mejor la jueza sí, o su marido, o su hijo, o su primo hermano, que es de Izquierda Unida”. Más allá del ad hominem gratuito, lo cierto es que la cifra de borrados no es casual y no hacía falta que fueran 42.

En concreto, 35 borrados es el número que señala el Método Gutmann para borrar un disco duro de manera que sea imposible volver a recuperar su contenido. El algoritmo, creado por Peter Gutmann y Colin Plumb, consiste en sobrescribir 35 patrones diferentes sobre el hardware, haciéndolo inservible e irrecuperable, por mucho que venga Grissom o todo el CSI Cyber. Este sistema ya no es útil con los ordenadores modernos pero, si recuerdan, el Toshiba de Bárcenas casi funcionaba con manivela. Una razón más para apiadarse del supuesto nuevo trabajador del PP que recibiera semejante antigualla. Eso sí, bien borrada.

Por último, Villalobos ironiza sobre la afirmación de la jueza, aunque desvaría con la cifra de borrados: “Debe ser muy habilidosa para conseguir averiguar que se ha borrado 37 veces”. El problema es que a la jueza no le ha hecho falta hacer un máster en Silicon Valley y que Villalobos, una vez más, miente. Fue el propio jefe informático del PP, José Manuel Moreno, quien confesó el sistema que siguió por orden de Alberto Durán, asesor jurídico del partido, ambos procesados en la causa, junto a la actual tesorera, Carmen Navarro.

Según Moreno dijo a la jueza, no realizó un formateado al uso, sino un “borrado seguro” del disco duro. Hizo “hasta 35 borrados de los discos duros, los rayó, los rompió y los tiró a la basura”, según recogió ABC.

O sea, que el nuevo trabajador del PP que recibió el ordenador de Bárcenas, para poder fisgar en “sus conversaciones, sus emails”, habría tenido que ir a un vertedero. Demasiado esfuerzo para un señor con un ordenador del pleistoceno, con Windows 95, sin puerto USB y sin discos duros. Señor, apiádate de él.