Un 6 de octubre de 1977 la Academia Sueca le concedía el Premio Nobel de Literatura al poeta Vicente Aleixandre “por una obra de creación poética innovadora que ilustra la condición del hombre en el cosmos y en nuestra sociedad actual, a la par que representa la gran renovación, en la época de entreguerras, de las tradiciones de la poesía española”. Van a cumplirse ahora 40 años de ese hito que iba más allá del reconocimiento de un poeta fundamental de la contemporaneidad literaria española, como integrante de la Generación del 27.

En su figura se premiaba también la resistencia intelectual de un país, España, que atravesaba las complicadas aguas de la transición. En este autor, férreamente controlado por la Dictadura de Franco durante 4 décadas, incluso en su exilio doméstico,  se ponía en valor su magisterio sobre todas las generaciones poéticas que sucedieron en la calamitosa posguerra, dispersado en los distintos exilios  la generación de plata de la poesía española, o asesinada incluso en el cuerpo de Federico García Lorca, que fuese gran amigo de Aleixandre. No le acobardó su poca salud ni su posición significada como intelectual, lo que le llevó en 1963 a encabezar una carta enviada al entonces ministro de Franco, Manuel Fraga, exigiendo una investigación por  las agresiones y torturas a los mineros y sus esposas durante la huelga de 1962. Nunca gozó de mucha salud pero su deterioro físico, que no intelectual, agravado por la práctica reclusión domiciliaria que durante muchos años ejerció el régimen sobre él, le impidieron, incluso recoger personalmente el galardón. En Vicente Aleixandre la Academia sueca premiaba una obra fundamental, pero también a un autor de consensos, tan necesarios entonces como ahora, como destaca su sobrina Amaya Alexandre En su nombre lo hizo el poeta y traductor Justo Jorge Padrón, que tenía mucha presencia por sus traducciones de la obra aleixandrina.

Un grupo de estudiosos de la obra del Nobel, además de su sobrina Amaya Aleixandre,  se reúnen este sábado 16 de septiembre en una de las casas del poeta, la de Miraflores de la Sierra, menos conocida que la de la capital, la famosa casa de Wellingtonia, la casa de la poesía, azotada por la polémica del desinterés institucional y la falta de acuerdos para convertirla en BIC (Bien de Interés Cultural). Curiosamente, la casa de Wellingtonia, fue el objetivo civil más bombardeado durante el asalto franquista a Madrid, porque era un símbolo de espacio de diálogos entre políticos, artistas e intelectuales: por allí pasó desde Azaña a José Antonio Primo de Rivera, Pablo Neruda, Cernuda, Alberti, o Federico García Lorca, que bajo la sombra de aquel cedro del Líbano que aún se conserva en el jardín, plantado en 1927, como con el nacer del grupo, leyó por primera vez sus “Sonetos del amor oscuro”.

En su figura se premiaba también la resistencia intelectual de un país, España, que atravesaba las complicadas aguas de la transición

Vicente veranea por primera vez en Miraflores en 1910, en un hotelito que tenía el nombre de Gran Hotel Julia. Sin embargo, no volverá hasta 1925, acompañado también de su familia, y en otros hoteles de la misma sierra madrileña, como en los hoteles Tiffón. En 1932 es cuando el padre de Vicente compra una parcela para construir el chalé de Vistalegre, chalé que inauguran el 22 de julio de 1933.  En este chalé compone, por ejemplo, una parte importante de La destrucción o el amor y, convaleciente, todas las pruebas del poemario por el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1935, en plena república, que instauró este premio. También muchos poemas de Mundo a solas, de Sombra del Paraíso, de En un vasto dominio, etc. Vistalegre fue un lugar de retiro y de creación, no tan importante como Velintonia, pero de significativas resonancias en su vida y en su biografía. Es aquí donde recibe casi toda la correspondencia de Miguel Hernández, a quien quiso y ayudó mucho, y también la de Josefina Manresa, su esposa, cuando al huir primero, y luego ser encarcelado Hernández, Aleixandre ayuda incluso económicamente como demuestra el epistolario editado hace unos años por JesuCristo Riquelme en EDAF. Esta es la segunda vez que se abre al público esta casa. Su actual propietario, Miguel Rius, lo adquirió en 2004 y ha dedicado una zona de la casa a pequeño museo privado aleixandrino, con algunos muebles restaurados del poeta, primeras ediciones, etc., que tiene la gentileza de abrir varias veces al año a los estudiosos de la obra de Aleixandre.

Un poco más adelante, para noviembre, se editará la poesía completa de Aleixandre, en la editorial Lumen, a cargo del estudioso Alejandro Sanz, con una revisión crítica de toda su obra, además de la inclusión de nuevo material inédito. (Se puede incluir una entrevistita con él, os paso contacto). Para cerrar las conmemoraciones, la EMT malagueña editará en enero en una colección no venal, distribuida gratuitamente a los usuarios de los transporte públicos de Málaga, una edición de “Poemas Paradisíacos”, libro de poemas del ámbito de Sombra del paraíso, que Aleixandre quiso editar al hilo del Nobel, recordando su infancia en la ciudad malagueña que por él, y su poema, es conocida como Ciudad de Paraíso