Estrenar un coche del año siempre es motivo de alegría. ¿Qué duda cabe? Pero ya se sabe que “no es oro todo lo que reluce”, y un estudio de la Universidad de California, publicado en Environment International ,viene a reafirmar este adagio popular al desvelar los daños para la salud que producen las sustancias químicas usadas durante el proceso de fabricación de los vehículos y responsables de ese característico olor a nuevo que desprenden.

Ese olor es resultado de una mezcla de compuestos orgánicos volátiles (COV) que escapan de las piezas usadas para fabricar ciertos componentes de los coches, como molduras de plástico, alfombras, pinturas, adhesivos, telas, cauchos y selladores. Otros son para colorear, controlar la flexibilidad o para retardar el fuego y se evaporan con el tiempo, pero están muy presentes poco después de la fabricación. 

Las dos sustancias más tóxicas

La combinación de dos sustancias químicas, el benceno y el formaldehído, usadas durante el proceso de fabricación y principales responsables del olor a nuevo de un coche, pueden causar problemas de salud con una exposición elevada., según el estudio, que adelanta Eldiario.

El benceno se encuentra en el caucho y los tintes y es considerado un contaminante del aire interior. Puede provocar mareos, temblores, náuseas, dolores de cabeza, vómitos y somnolencia, si los niveles de exposición son altos. El formaldehído es un gas incoloro usado en alfombras, cuero y pinturas que emite ciertos materiales de fabricación asociado con el cáncer de las vías nasales.

Se calcula que el gas formaldehído tiene un riesgo de cáncer por encima de los 40 microgramos por día, mientras que para el benceno la dosis máxima permitida por inhalación la sitúan en 49 microgramos por día. 

Según el estudio, los niveles de concentración de benceno y formaldehído generalmente exceden las cantidades seguras si alguien conduce durante 20 minutos o más todos los días

¿Cómo reducir los daños a la salud?

Los expertos recomiendan mantener las ventanas abiertas durante los trayectos cuando sea posible, al menos durante los primeros seis meses, porque la entrada de aire diluye la concentración de esas sustancias químicas en el interior el vehículo. Si no es posible abrir la ventana, es importante que el sistema de calefacción y aire acondicionado esté configurado en modo de aire fresco, no recircular. 

Es aconsejable, además, no dejar el coche al sol en un día caluroso porque las altas temperatura favorecen la emisión de contaminantes. Afortunadamente, el 80% de los gases se producen en los primeros tres meses de vida de un coche, por tanto, con el tiempo, las emisiones se reducirían.