La Biblioteca Nacional de España (BNE), junto con la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas (CyM), celebrará el próximo 16 de octubre, por segundo año consecutivo, el Día de las Escritoras, bajo el lema 'Mujeres, saber y poder'. Dos días antes, el sábado 14 de octubre, organiza, junto a Wikimedia España, una jornada de edición en Wikipedia para mejorar los contenidos sobre escritoras existentes en la enciclopedia libre.

Cuando el año pasado le concedieran el Nobel de Literatura a Bob Dylan se desató un debate sobre los límites de la literatura que eclipsó una pregunta/reivindicación cuya mecha había prendido días atrás: ¿le darían ese año el Nobel a una escritora? Las dudas eran razonables, de las 109 veces que se ha otorgado este galardón, solo 14 han recaído en una mujer. Y no es el único premio literario cargado de testosterona. Véase el Premio Nacional de Narrativa en España, desde 1977 hasta hoy, solo se ha concedido a 2 escritoras (Carmen Martín Gaite y Carme Riera).

La balanza se equilibra en otros certámenes como el Nadal o el Planeta, pero toda una Real Academia Española tampoco se salva de la quema. De los 80 académicos que se han incorporado a sus filas en los últimos 40 años, solo una decena ha tenido cromosoma XX, como Ana María Matute o Soledad Puértolas. Eso sí, en los últimos años se ha ido incrementando su número.

Cuestión de visibilidad

Más allá de la militancia feminista está asumido que la Literatura es otro de los bastiones testiculares de la Historia, con mujeres que han tenido que usar seudónimo, como Aurora Dupin (George Sand) o Karen Christentze Dinesen (Isak Dinesen), para poder publicar; o con autoras varadas en el olvido como Clarice Linspector, o nombres femeninos que apenas nos suenan, como el de la francesa Annie Ernaux.

Literatura femenina

Una de las preguntas del millón que salen al paso al reivindicar la huella literaria de las mujeres es si existe una literatura específicamente femenina, que toque una fibra diferente a la que, en contraposición, debería considerarse ‘masculina’, o si, por el contrario, tan solo considerar su existencia constituye un retroceso en la lucha por la igualdad. Ya Virginia Woolf animaba a crear una literatura “andrógina”, Flaubert o Tolstoi practicaron un celebrado travestismo literario pergeñando a las míticas Madame Bovary y Ana Karenina, y Gertrude Stein estableció una frontera temporal asegurando que las escritoras, hasta el siglo XIX, solo sabían hablar de sí mismas, luego aprendieron ya a narrar otras cosas.

Es un asunto complicado. La etiqueta ‘libros para mujeres’, y con ella ‘literatura femenina’, posee un tono, a menudo, peyorativo. Sin embargo, el concepto de literatura femenina tal y como lo entendieron Béatrice Didier y Hélène Cixous. Ésta última afirmó que no podemos hablar de escritura femenina por el hecho de que una obra la firme una mujer. No sé si superado o no, desde luego sugerente todavía, nos invita a replantearnos la posición de la escritura, la posición de la lectura y la posición de género -impuesto o escogido- desde la que afrontamos ambos gestos.

Editoriales

Logomaquias aparte, ¿cómo está el panorama, a efectos de igualdad de género, en el mundo editorial? Esto es, en la industria que despacha textos al colectivo de los lectores, en el que, en España, según el Observatorio de la Lectura y el Libro, hubo un 10% más de mujeres que de hombres en 2015, aunque la brecha fue mayor en la naturaleza de la lectura, pues ellas leyeron más libros y revistas mientras ellos se decantaron más por la prensa, los cómics e Internet.

En España, no son pocos los sellos que cuentan con un nombre femenino al timón: Seix Barral con Elena Ramírez, Alfaguara con María Fasce, Lumen con Silvia Querini o Salamandra con Sigrid Kraus. Hay quien habla de productos editoriales creados ad hoc por y para mujeres, que proliferan en las estanterías desde hace tiempo, como la novela romántico erótica, con Cincuenta sombras de Grey como claro exponente, o una novela negra muy particular.

Prensa parcial

Con todo, crece el número de mujeres publicando, aunque las decisiones recaen cada vez más en mujeres o en hombres con otra conciencia.

En la prensa literaria, el enfoque tampoco parece imparcial- Cuando las mujeres aparecen en un suplemento literario a menudo lo hacen en pack, hablando sobre literatura femenina, o poesía femenina, o cuento femenino.