Wagner ha sido una figura influyente. Pero, a veces para bien, y otras veces para mal. Así lo defiende Álex Ross, crítico musical del New Yorker, en su nuevo libro Wagnerismo, en el que analiza la proyección que ha tenido el compositor de El anillo del Nibelungo, Tristán e Isolda y Parsifal, cuyas obras se han interpretado como ejemplos en la creación de mitos, la libertad erótica y la especulación mística.

Para Alex Ross, quienes se han autoproclamados wagnerianos forman un pandemonio de genios, locos y profetas, que “luchan por el legado multifacético del compositor, y convierte la experiencia de lectura en un constante descubrimiento a través de esas figuras, de Nietzsche, Van Gogh, Dalí y Buñuel a Baudelaire, Virginia Woolf o Proust”, señala la nota de prensa de este libro.

Así, Wagnerismo “cuenta una historia trágica. Un artista que podría haber rivalizado con Shakespeare en alcance universal se ve arruinado por una ideología de odio. Aun así, su sombra perdura sobre la cultura del siglo XXI y sus motivos míticos recorren películas de superhéroes y fantasía”.

ALEX ROSS nació en Washington D. C. Desde 1996 es crítico musical del New Yorker. Ha sido galardonado con numerosos premios, como tres ASCAP Deems Taylor Award por su crítica musical, la Genius Fellowship de la MacArthur Foundation, la Holtzbrinck Fellowship de la American Academy en Berlín, la Fleck Fellowship del Banff Centre y una Letter of Distinction del American Music Center por su contribución al campo de la música contemporánea.