Suyos eran los pájaros (Ed. Errata Naturae) se editó en 1967, tan solo unos meses antes de la prematura muerte de su autora, Marja-Liisa Vartio (Sääminki, 1924 – Savonlinna, 1966). Vartio fue a través de su poesía y su prosa una de las más destacadas escritoras del modernismo finlandés, con una obra que abordaba, como lo hace su última novela, los cambios efectuados en su país durante la primera mitad del siglo XX.

En Suyos eran los pájaros asistimos al enfrentamiento dialéctico y constante entre Adele, la viuda del párroco de una localidad finlandesa cercana a Viipuri, y su Donella, Alma. A través de veintiún capítulos, Vartio se introduce en la intimidad de estas dos mujeres en un presente suspendido en una cotidianidad en apariencia anodina, basada en gestos, en pequeños ritos diarios y en conversaciones que gira alrededor de temas, también aparentemente, sin trascendencia. Entre ellas han establecido una relación basada en una dependencia enfermiza que se traduce a través de unos diálogos cargados de dobleces, en ocasiones, de una cierta violencia verbal que irá creciendo a lo largo de la novela hasta su última parte, en gran medida debido a que una mentira de Alma para salvaguardar su culpa conducirá a que Adele se obsesione y el conflicto entre ambos se agudice.

Junto a ellas un puñado de personajes que conectan su vida con el difunto párroco, figura fantasmal que recorre las páginas de Suyos eran los pájaros como forma representacional de un pasado que ambas mujeres reviven y, sobre todo, reescriben en una pugna casi narrativa, desde la oralidad de las conversaciones, de conformar el recuerdo más adecuado a lo que realmente sucedió. Y, sin embargo, nunca, o casi nunca, parecen alcanzar algún tipo de verdad. Los puntos de vista son diferentes y, por tanto, los acontecimientos varían según el relato; y, aun así, mantienen cierto nivel de verdad en su conjunción de perspectivas. A este respecto, la novela de Vartio es extraordinaria a la hora de plasmar, desde vivencias carentes de épica alguna en sus argumentos y recuerdos, cómo el pasado apenas existe más allá de su liviana articulación desde el presente y basándose en muchos elementos, no siempre fiables. El lector, según avanza la novela, deja de creer en ambas y se sumerge en una narración que ponte en tela de juicio la noción que tenemos de lo real y de lo pasado, también sobre la articulación de ambas nociones en nuestro día a día.

Suyos eran los pájaros es fácilmente encuadrable en el contexto de la filosofía y literatura existencialista de las primeras décadas del siglo XX, pero lo hace sin caer en construcciones simbolistas ni en espacios vaciados ni en introducir en el interior de la ficción elementos de digresión fuera de la narración. La visión de un mundo absurdo, vacío y sin sentido viene dado desde esa intimidad y cotidianidad que, desde unas coordenadas limitadas -la casa y sus estancias; el mundo rural en el que habitan- consigue establecer una visión tan concreta como abstracta sobre la existencia y su sinsentido. Y, a su vez, sobre cómo en cada momento, en cada instante de la vida, es donde se encuentra su esencia y su posible significado. Aunque sea mediante la interacción de dos mujeres que deben superar, de una manera u otra, sus diferencias para convivir. Pero que, a su vez, todos estamos, como Adele y Alma, completamente alienados, enganchados a la construcción de una realidad que nos absorbe y de la que, en el fondo, no entendemos nada. A través de ellas, Vartio nos habla en Suyos eran los pájaros a los lectores contemporáneos con extrema claridad.