En su segunda película, Francis Lee vuelve a centrarse en un amor homosexual prohibido. Su protagonista es Kate Winslet, que encarna a Mary Anning (Lyme Regis, 21 de mayo de 1799-9 de marzo de 1847), la primera paleontóloga reconocida como tal, que también fue coleccionista y comerciante de fósiles, y pasó a la historia por sus importantes hallazgos del período Jurásico en la costa de la localidad inglesa de Lyme Regis, donde vivió, de acuerdo con la película, con su madre. Sin embargo, y aunque Dickens escribió una biografía sobre ella, el machismo y el clasismo imperantes en el siglo XIX impidieron que Anning participase y fuese reconocida en la comunidad científica británica que le fue contemporánea, y que dominaban caballeros ricos anglicanos.

En Lyme Regis, las tormentas frecuentes erosionaban la piedra caliza y el esquisto, y así quedaban al descubierto restos de conchas, criaturas extintas y otros elementos no identificados. Los turistas, que representaron gran parte de los aportes a la economía local, adquirían estas piedras como souvenirs, aun sin ser muy conscientes de la historia que revelaban, de que estaban comprando criaturas marinas prehistóricas de 200 millones de años antes. Anning, huérfana de padre desde los 11 años, comenzó a recolectar piedras como hobby siendo niña, y terminó montando una tienda de fósiles para malvivir con su madre. Fue autodidacta, e hizo descubrimientos importantes como el primer esqueleto completo de Plesiosaurio, que atrajo a multitudes de récord al Museo Británico.

Lee nos presenta la vida austera, resignada y solitaria de la científica, que se ve alterada cuando uno de esos científicos condescendientes con ella, el geólogo y naturalista Roderick Murchison (James McArdle), se presenta en su puerta con un importante fajo de billetes para solicitarle unas clases de investigación paleontológica a Anning. Viene acompañado de Charlotte Murchison (Saoirse Ronan), su afligida esposa, que se recupera de un reciente aborto espontáneo. En la película (no está tan claro en la vida real, aunque se conservan cartas entre ambas), Anning y Charlote iniciarán una relación homosexual y, por supuesto, clandestina, a la luz de las lámparas de gas de la modesta casa de Anning, y en contraste con el salvaje paisaje marítimo que las rodea.

Charlotte Murchison terminó siendo también una geóloga de prestigio. Colaboró con su marido en varias de sus exploraciones.