El sinhogarismo arrebata 30 años de esperanza de vida a aquellas personas que lo sufren. Lo afirma la organización HOGAR SÍ, que el pasado 10 de octubre, Día Mundial del sinhogarismo, lanzó una campaña de sensibilización para concienciar a la ciudadanía sobre la vulneración de derechos que supone vivir en la calle.

De acuerdo con los datos de la entidad, al menos, 33.00 personas se encuentran en situación de sinhogarismo, y el 41,4 por ciento considera que su estado de salud no es el adecuado, trece puntos más que la población con hogar. Además, el 30,7 por ciento de ellas manifiesta tener una enfermedad grave o crónica.

Desde HOGAR SÍ denuncian que carecer de un lugar adecuado donde recuperarse de una dolencia agrava las consecuencias de este tipo de enfermedades y que ni los centros de alojamiento colectivos del sistema tradicional, ni mucho menos las calles, son los lugares adecuados para afrontarlas".

Además, en sus investigaciones la organización ha detectado que personas en situación de sinhogarismo, especialmente aquellas a las que se atiende en el sistema tradicional -esto es, no en el sistema de viviendas que plantea esta ONG- sufren mayores dificultades para atender sus necesidades básicas, más problemas de salud mental y un alto riesgo de suicidio; un 4,7% ha intentado acabar con su vida en algún momento, y un 45,2% presenta riesgo de hacerlo. Todas estas personas representan factores que contribuyen a reducir su esperanza de vida.  

José Manuel Caballol, director general de HOGAR SÍ indica en nota de prensa que, “con esta campaña, queremos poner de manifiesto que el sinhogarismo es una vulneración de derechos y no solo a la vivienda, sino también a la propia vida. Carecer de un hogar impide a las personas desarrollar una vida plena y poder disfrutar de experiencias que en el día a día damos por sentados como compartir momentos con nuestras familias y amigos o disfrutar de éxitos personales y profesionales, todas sus energías se dedican a intentar sobrevivir”.

Sobre HOGAR SÍ

Esta entidad social, no lucrativa, independiente, plural y de ámbito estatal, creada en 1998, tienen la convicción de que es posible acabar con el sinhogarismo a través de soluciones de vivienda, y cree en la responsabilidad de afrontar el problema desde la sociedad, poniendo el foco en el colectivo y no en la persona que sufre el sinhogarismo.