La liberación sexual es uno de los grandes logros de finales del siglo XX. Que las personas puedan tomar el control de sus propios cuerpos sin quebraderos de cabeza basados en la religión, la política u otros impedimentos de orden externo. Sin embargo, hay algunos contratiempos importantes, casi todos en forma de enfermedad.

Gonorrea resistente

Ahora la Organización Mundial de la Salud ha lanzado una seria advertencia. Una epidemia global de gonorrea avanza prácticamente imparable. Esta patología ha aprovechado otro de los signos de nuestros tiempo. El abuso de los antibióticos ha hecho que muchas cepas bacterianas se hayan hecho resistentes a este fármaco. Así, la OMS ha examinado informes epidemiológicos desde 2009 a 2014 de 77 países. Según estos datos, en el 97% de estas naciones han detectado casos de gonorrea resistente a la ciprofloraxina, el antibiótico indicado para su tratamiento.

Sexo oral

Una bacteria resistente a la primera línea de tratamiento supone su expansión rápida. Y según la OMS, la práctica de sexo oral está contribuyendo a su expansión. Mientras que las prácticas con penetración pueden incluir métodos de barrera que eviten los contagios, en el caso del sexo oral el contacto es directo. Y el contagio prácticamente seguro. La situación es preocupante. Distintas agencias de salud de varios países han lanzado ya protocolos en los que establecen el nuevo tratamiento para esta enfermedad de transmisión sexual. Se trata de una terapia combinada. Antibióticos específicos como la azitromicina y otros de amplio espectro como cefalosporinas. La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual que infecta los órganos genitales, la garganta o el recto. La infección provoca la inflamación de las mucosas, secreciones, fiebre y dolores localizados en las zonas afectadas. Además de su resistencia a los antibióticos, el proceso de la patología, que puede permanecer asintomática durante semanas es otro factor que está contribuyendo a su expansión.