Ningún grupo puede servir mejor que Red Hot Chili Peppers para trazar el camino de la música rock de los últimos 25 años. Después de unos primeros discos en los que afianzaron el estilo, llegó la explosión de “Blood, Sugar, Sex, Magic” que les lanzó globalmente y dejó ‘Give It Away’ y ‘Under the Bridge’ como dos himnos de la época, como canciones que junto a ‘Smells Like Teen Spirit’ de Nirvana y ‘Alive’ de Pearl Jam servirán para explicar un momento existencial a las generaciones futuras.

Del éxito a la autodestrucción

La corriente muchas veces lógica en la historia de música que lleva del éxito a la autodestrucción se cumplió con puntualidad y fruto de la inmersión en las drogas resultaron cuatro años de oscuridad, un miembro, el guitarrista Frusciante, fuera de combate y un trabajo de continuación decepcionante, ‘One Hot Minute’. Pero haciendo bueno aquello de que lo no te mata te hace más fuerte, cuatro años después ‘Californication’ llenó su repertorio de estándares y ‘By The Way’ los situó en el trono de banda clásica. También es normal la continuación. Desde ese trono es fácil perder la autocrítica necesaria para seguir creando y tanto "Stadium Arcadium" como "I’m With You" eran trabajos flojos, largos pero insustanciales. Autocomplacientes. Como si haber sobrevivido fuera bastante.

Todo igual para sonar distinto

Parece que el planteamiento de "The Getaway" es distinto. Y necesariamente tenía que serlo. Rick Rubin ya no está en la producción y Frusciante y su groove guitarrero también se ausentan. Kiedis y Flea toman los mandos, junto a Danger Mouse en la mesa, y miran hacia atrás. Cuando eso sucede, la cosa funciona. Cuando suenan a Red Hot Chili Peppers como en 'Dark Necessities', 'We Turn Red' o 'Detroit', con Flea llevando los temas y Kiedis tirando de recursos, hay pasajes californicatianos. Alguna novedad aportada por el productor como ‘Sick Love’ también añaden matices a un sonido que es difícil de alterar sin que parezca raro. Pero poco a poco "The Getaway" se desliza hacía la transcendencia y la pausa, dos elementos que no encajan con la banda. Siempre hemos saltado con Red Hot Chili Peppers y ahora no queremos que nos hagan pensar. Si esa reflexión, como en el caso de ‘Under the Bridge’ es producto de una experiencia vital, ok, el mensaje llega. Pero cuando es simple artificio, cansa.

Músculo en directo

En cualquier caso, el disco tiene momentos para mostrar músculo, nunca mejor dicho, en el escenario y, tal y como está el negocio hoy, es lo que cuenta. Eso es lo que piensan todos aquellos que, en pocas horas, agotaron las entradas para sus conciertos en España del mes de septiembre.