La principal fuente de alimentación de los koalas, las hojas de eucalipto, son tóxicas. Pero estos animales no sólo sobreviven a ella sino que se nutren. Según el estudio que ha publicado un equipo de más de 50 científicos de siete países en la revista Nature Genetics, son sus propios genes los que le permiten a su cuerpo desechar las sustancias nocivas.

El grupo de investigadores ha secuenciado durante los últimos cinco años el genoma del marsupial, y han hallado que, además de ser capaces de destruir en su cuerpo una toxicidad del eucalipto que resultaría letal para otros mamíferos, los koalas han adquirido una alta sensibilidad para detectar sustancias perjudiciales en los eucaliptos, lo que les permite seleccionar las hojas con más nutrientes y menos tóxicos. Esa alta sensibilidad afecta tanto al gusto (con un amplio elenco de genes especializados en detectar sabores amargos) y al olfato (con más genes que otros marsupiales para identificar sustancias potencialmente perjudiciales). Así, estos animales tienen una mayor sensibilidad a los sabores amargos y dulces.

Por otro lado, el análisis del genoma de los koalas reveló que éstos tienen una cantidad muy alta de genes que les permiten desintoxicar las hojas de eucalipto durante la digestión, haciéndoles posible alimentarse de estas. Esta composición genética le permite a los koalas aprovechar al máximo los nutrientes de esta planta, especialmente, teniendo en cuenta que las hojas de eucalipto tienen un escaso valor nutricional. Los koalas, con todo, no se caracterizan por ser particularmente enérgicos, porque, aunque pasen mucho tiempo seleccionando las mejores hojas de eucalipto, pueden pasar hasta 22 horas diarias descansando o durmiendo.

Los investigadores han logrado además comprender cómo el sistema inmunológico de los koalas reacciona ante la clamidia, una bacteria de transmisión sexual que se introdujo en el ecosistema a partir del ganado, lo que favorece el desarrollo de una vacuna que permita protegerlos de esta enfermedad.