Llega el verano y estamos todos como locos por tirarnos a la piscina. Pero ojo, porque ese simple y necesario acto cuando el calor aprieta puede ser peligroso. Según parece, las piscinas son un auténtico caldo de cultivo de virus, bacterias y demás microorganismos nocivos.

Piscinas y parques acuáticos
Al menos eso es lo que advierte el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés). Esta institución ha lanzado un comunicado sobre los riesgos sanitarios de piscinas públicas, parques acuáticos, saunas y demás espacios que aúnen agua y mucha gente.

El aviso se centra en los numerosos patógenos que pueden encontrar su hábitat perfecto en aguas templadas y no suficientemente cloradas. Según el CDC es muy importante no beber agua y evitar que una persona que sufre diarrea se bañe entre en el agua.

Ocho muertos

Y no es algo trivial. Según este comunicado, entre el año 2000 y 2014 se reportaron nada menos que 493 brotes patológicos en Estados Unidos en los que al menos dos personas enfermaron debido al agua. Esos brotes provocaron más de 27.000 infecciones que acabaron con la vida de ocho personas.

Entre las infecciones más frecuentes están las provocadas por la legionella, el parásito criptoporidium y los bacilos pseudomonas.

En el caso de las infecciones de criptosporidiosis se deben a que el parásito microscópico es muy resistente a los agentes químicos que se utilizan para desinfectar las piscinas. Además, el parásito vive durante muchos días en el tracto digestivo. Por este motivo, el organismo público norteamericano aconseja que nadie que sufra diarrea se bañe en una piscina pública hasta dos semanas después de haber remitido los síntomas.