Una de las primeras razones por las que no me gusta el personaje de Greta Thunberg es precisamente porque se trata de la enésima vez en las que parece que hay que tomar partido y posicionarse ciegamente frente al otro bando. Los pro y los anti. Y eso nunca me gustó.

Y la gota que colmó el vaso de mi paciencia fue leer a la vuelta del puente un artículo mil veces compartido en redes en el que se decía, sin sonrojos, que si no me gustaba Greta, “me jodiera”. Pues lo mismo podría decir, con mis propios argumentos. Si no te gusta que no me guste Greta, ya sabes.

Greta es una chica y yo no, ups!

Sí, tengo más de cuarenta años y soy hombre. ¿Ya soy culpable de algo por eso? Ah, que la activista es una niña y no un niño. ¿Tengo la culpa de eso?

Primer argumento desmontado: No puedes probar que si Greta fuera un chico me gustara más o menos. Es metafísicamente imposible que lo demuestres, porque ni se ha dado ni se dará el caso ya. Así que acusar a todo aquél que critique a Greta Thunberg de machista por defecto es una utilización torticera del feminismo.

También parece que ser mayor de 40 te incapacita para ser moderno. Bueno, me remito a los sociólogos que han definido a lo que antes era generación boomer como nuevos adultescentes o viejennials.

En todo caso, supongo que para acusar a un colectivo manejarán estudios que lo demuestren. Y los hay, claro. Como este del que hablábamos aquí hace poco. Pero entonces... ¿estoy obligado a unirme a esa tribu o puedo tener ideas propias sin que me cuelguen la etiqueta?

Acusar a todo aquél que critique a Greta Thunberg de machista por defecto es una utilización torticera del feminismo.

Greta no es el cambio climático

Me hubiera gustado empezar por ahí, pero cuando me llaman imbécil me despisto. A ver, que no me guste el personaje Greta Thunberg no significa que no crea en el cambio climático.

Ese es otro de los problemas sociales de nuestra época, cómo personalizamos en alguien una causa y les convertimos en nuevos dioses paganos. Desde un presidente que se considera “el pueblo” en su totalidad en su región, hasta una adolescente que se considera la única persona que lucha contra el cambio climático. ¿Qué pasa con los miles, muchos miles, de activistas que ya lo hacían y que lo hacen día a día con acciones de verdad más allá del show? El viernes, en una entrevista en RNE, la representante de Juventid por el ClimaFridays for Future en España— ya lo dijo muy claro: “El movimiento es mucho más que Greta y detrás suya hay también intereses y dinero” ¿Era ella también imbécil?

Eso de imbécil también se lo han llamado a los que dudan de que una adolescente con síndrome de Asperger sea expuesta de esa manera. Dicen además que es el reflejo del alto nivel educativo de su país. Miren, como yo no soy especialista en la materia, ni su padre, aquí no voy a opinar como un “cuñado en navidad”. Pero sí mantendré mis dudas de que sea lo mejor para ella, y me preguntaré dónde están todas las leyes que protegen a los menores y que tan restrictivas son para otras cosas. Esto, ni yo ni nadie puede decir si será bueno dentro de unos años para la joven o acabará como juguete roto, o algo peor. El tiempo lo decidirá, no el gurú de turno. Allá ellos. Pero sí, efectivamente, a mi hija seguramente no le hubiera dejado hacer todo eso una vez que ya saltó a la fama con sus huelgas y su primera charla en la ONU. Sobre si con 16 años es bueno tomarse un año sabático en lugar de estudiar, ojalá todos pudieran hacerlo. Hay que ser rico, cuando menos, para poder.

El problema no es Greta, sino el personaje

Entérense de una vez los maniqueos. El problema no es una chica voluntariosa y valiosa que ha sido capaz de movilizar a otros jóvenes. Tampoco lo es lo que pide. Es el cómo lo pide. Y no me refiero a sus berrinches. Me refiero al activismo de instagram, antes llamado de salón. ahora por lo menos se sale a la calle, pero es por la foto.

Greta Thunberg es un personaje que refleja muy bien cómo somos la sociedad de 2019. Es el paradigma del storytelling, del postureo y del frentismo. La pequeña Thunberg empezó siendo una activista anónima y se ha convertido en el personaje que interpreta. La duda que no puedo resolver sin una investigación propia de fuentes primarias es si está siendo utuilizada por alguien. Unos dicen que por grandes lobby otros que por sus padres. A mí, que sus padres tengan el pasado que tienen y que no aparezcan por ningún lado acompañando a la menor como debería ser legal, me da mucho que sospechar, pero no tengo pruebas.

Greta Thunberg es —para mí— el paradigma del storytelling, del postureo y del frentismo. La pequeña Thunberg empezó siendo una activista anónima y se ha convertido en el personaje que interpreta.

El problema con el personaje es mayor cuanto más se indaga. ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mero relato? Ah... el relato, ya saben que eso es la esencia de las Fake News y la postverdad...

El personaje de Greta es el paradigma de la postverdad y de la era millennial digital

Esto es lo que realmente me preocupa del fenómeno y por lo que soy escéptico, lo que para muchos equivale a imbécil.

Millones de adultos y jóvenes se afanan en defender a la joven que vino a salvar a la humanidad desde sus teléfonos móviles, con la calefacción a tope, y dentro de una semana gastarán como si no hubiera un mañana en compras navideñas que en la mayoría serán innecesarias pero contribuirán al calentamiento global. Lo importante será besar por donde pise y sobre todo, no criticarla, porque si no podrían llamarte imbécil. Mientras tanto, miles o millones de personas de todas las edades, en todos los países, estarán haciendo un trabajo de campo real. Como voluntarios, como emprendedores, o en sus casas y trabajos. No saldrán con la cara congestionada en televisión diciendo que tú y yo, no sus padres, hemos arruinado su infancia. ¡Ya me gustaría a mí tenerla tan arruinada como la suya! Y a los adolescentes de países en vías de desarrollo que luchan cada día por sobrevivir, aunque sea contaminando, más. A esos países aún no ha ido, ojalá vaya a decirles que no pongan la calefacción como en su país, o que no usen motos para ir a trabajar, que son de gasolina. Ahí la querré ver y no gastando una fortuna (¿de quién?) en dar la vuelta al mundo a mayor gloria de su personal branding.

Millones de personas y jóvenes se afanan en defender a la joven que vino a salvar a la humanidad desde sus teléfonos móviles, con la calefacción a tope y dentro de una semana gastarán como si no hubiera un mañana.

Así que estas son mis razones por las que lucho con mis actos contra el cambio climático, pero no me gusta el personaje Greta. La niña, seguramente es encantadora y más inteligente que yo, pero no la conozco. Me inspira más ternura que odio. Otros parece que la conocen de toda la vida y la creen a pies juntillas.

Resumiendo, las tres cosas por las que el personaje Greta me inquieta son:

  • El Frentismo implícito y la polarización, frente al diálogo constructivo.
  • La protesta estética, o la estética de la protesta, frente a la acción real.
  • La personalización y mesianismo caudillista.

Tres elementos que reflejan la tendencia al Populismo que vivimos y que veo reflejadas en este caso.

En fin. El artículo que citaba al inicio y que me ha motivado para escribir este, acababa de forma prepotente y grosera. Se descalifica por sí solo. Yo no soy tan importante como para acabarlo así. Simplemente te diré que si no te gusta que no me guste Greta, ya sabes: lo siento. Y gracias por leer hasta aquí.