Lo ha alertado UNICEF este viernes: millones de niños que viven al noroeste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, están al borde de la muerte por desnutrición. "Mientras la hambruna se ha revertido en Sudán del Sur, la vida de millones de niños sigue pendiendo de un hilo”, ha señalado Manuel Fontaine, director de Programas de Emergencia de Unicef. “La crisis está lejos de terminar y debemos seguir ampliando nuestra respuesta e insistir en la urgencia del acceso incondicional a la ayuda humanitaria. De lo contrario, los progresos realizados podrían perderse rápidamente", añadió.

La violencia y la sequía como causas

Entre los motivos de esta emergencia, por un lado se baraja la sequía, que estaría detrás de las dificultades de suministro de alimentos. Son unos 5,2 millones de personas los que están gravemente afectadas por la inseguridad alimentaria, y se estima que 450.000 niños sufran desnutrición aguda grave este año. En Sudán del Sur, la cantidad de personas en riesgo de hambruna se calcula en seis millones, el nivel más alto de inseguridad alimentaria que se ha experimentado nunca en el país. También la violencia que persiste en el noreste de Nigeria, el terror de Boko Haram, que continúa contribuyendo al desplazamiento de la población a gran escala y limita la actividad del mercado y restringe los medios de vida normales. El comienzo de la temporada de lluvias complicará aún más la respuesta humanitaria, ya que el deterioro de las condiciones de las carreteras y las inundaciones provocarán mayor dificultad para llegar a las poblaciones más aisladas y aumentará el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.

Estados frágiles y vulnerables

Somalia, un estado frágil, es particularmente vulnerable a estos riesgos, al sufrir la huella de décadas de conflicto. Se calcula que hasta 2015 unos 275.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave, lo que los hace nueve veces más propensos a morir por enfermedades mortales como el cólera, la diarrea aguda acuosa y el sarampión, que se están propagando por todo el país. En Yemen, donde se calcula que hay casi 400.000 niños gravemente desnutridos, un brote de cólera sin precedentes, con más de 175.000 casos sospechosos y más de 1.000 muertos hasta la fecha, ha complicado la capacidad humanitaria de respuesta. Algunos de los niños que han enfermado o muerto de cólera ya estaban sufriendo desnutrición, lo que debilita su sistema inmunológico. El sistema de salud está al borde del colapso.