Tiene 137 mil seguidores en Instagram y la profesión de moda: influencer. Es negra de piel, de pelo corto y cuerpo escultural. Cumple los cánones para ser la supermodelo ideal, "la primera supermodelo digital del mundo", según se define en su cuenta de la red social. Solo le falta un detalle: no es de carne y hueso. Puede dar el pego en revistas y en la red, pero no en la pasarela.

Es un maniquí. Una creación artística del fotógrafo británico Cameron-James Wilson. “Estaba aprendiendo ilustración 3D para novelas gráficas y animaciones cuando se me ocurrió diseñar a la mujer más hermosa que fuera capaz de imaginar”, explicó el artista en una entrevista con Harpers Bazaar, donde también concretó que inspiró el cuerpo de su musa en una barbie africana.

La fama de Shudu se disparó el pasado 9 de febrero, cuando Fenty Beauty, la marca cosmética de Rihanna, compartió una foto de Wilson en la que Shudu aparecía con un pintalabios naranja de la firma. La imagen obtuvo más de 200.000 likes.

Así, Shudu transitaba por el camino inverso al habitual, pasando de la red a la realidad, poniendo los pies en la tierra desde la ficción. Toda una metáfora sobre las fronteras que se están moviendo entre ambos territorios, y una reflexión sobre las intenciones de la industria de la moda en torno al cuerpo de la mujer. En Twitter, ha habido incluso quien se ha preguntado si lo que ha pretendido Wilson con su criatura es ahorrarse los honorarios de una modelo. Entre tanto, la fama de Shudu no deja de crecer, ¿y quizá los ceros a la derecha de su cuenta?