Vemos a los futbolistas profesionales como semidioses. Como jóvenes atléticos, adorados por millones de personas y con cuentas bancarias mareantes. La sola idea de que en algún momento miren por lo demás, por los más desfavorecidos nos parece irreal.

Juan Mata, el líder

Pero es real, aunque con matices. Lo real es la iniciativa Common Goal. La visión es devolver a la sociedad lo que algunos deportistas creen que le deben. En este caso se trata de donar tan solo un 1 por ciento de sus estratosféricos ingresos para programas de desarrollo y ayuda a los más desfavorecidos, especialmente niños.

Así expuesto parece algo a lo que muy pocos jugadores podrían negarse. Pero debemos tener en cuenta que hablamos de personas que, en numerosos casos, están siendo procesados, y condenados, por evadir sus impuestos para, en lugar de ganar muchos millones, ganar muchísimos millones. 

Lo cierto es que iniciativa está impulsada por un jugador de primer nivel como Juan Mata, internacional por España y actualmente en las filas del Manchester United. Sin embargo, cuando se mira la lista de contribuyentes, es complicado encontrar más jugadores de nivel parecido. Evidentemente, ni rastro de Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar o Mbappé, por hablar de los más conocidos y mejor pagados de la actualidad. 

Jugadoras solidarias


Solo algunos nombres destacan. Mats Hummels, central de la selección alemana y del Bayen Munich o Giorgio Chiellini, otro férreo defensa central de la Juventus de Turín y de la selección alemana. Todos los demás, con los debidos respetos, son jugadores de un perfil mucho más bajo. 

Es relevante señalar la gran cantidad de jugadoras profesionales que se han unido a la iniciativa. Con un porcentaje de profesionales mucho menor y unos sueldos a años luz de sus compañeros hombres, su aportación es mucho más decidida. Irene Paredes del PSG o Pauline Bremer del Manchester City son solo dos ejemplos.