Durante muchos años, no ha habido celebración que no acabara así. Seguramente importado de Estados Unidos, y sobre todo de sus convenciones políticas, la suelta de cientos de globos que se escapan a la atmósfera es el punto culminante de las celebraciones.
Sin embargo, es acción que parece inocente y lúdica es un gran peligro. Una vez más, la suelta indiscriminada de plástico al medioambiente tiene consecuencias desagradables. En especial para las aves.
Es lo que ponen negro sobre blanco un informe de la institución australiana IMAS-CSIRO. Según sus datos, una pieza de plástico blando, como la que se utiliza para elaborar estos globos tiene un 20% más de posibilidades de ser mortal para los animales que otra de plástico duro.
Según este estudio, las piezas de plástico compacto tienen más posibilidades de poder ser digeridas por los animales. Digeridas quizá no sea la palabra, pero sí que este tipo de material es más posible que pase por el tracto digestivo del animal y se elimine con las heces.
Obstrucciones intestinales
Sin embargo, el plástico blando como el de los globos se muestra más propenso a generar obstrucciones intestinales e infecciones. Esta ha sido la causa de la mayoría de muertes por ingesta de plástico dentro del estudio de la organización oceánica.
Para apuntalar los datos, aseguran que en las muestras recogidas en cadáveres de distintos tipos de animales, el plástico blando representaba solo el 5 por ciento. Pero era responsable de nada menos que el 40 por ciento de los fallecimientos. Y dentro de ese cinco por ciento, los restos de globos eran los que mayor presencia tenían.
Este modelo fue primero comprobado en tortugas marinas y más tarde en aves de entornos costeros. En ambos casos se certificó la incidencia de este, en apariencia, inocente elemento de nuestro día a día.