Es uno de los grandes retos al que se enfrentan las ciudades. Centros neurálgicos de todo lo contrario a la sostenibilidad, han de estudiarse formas para que la vida de sus habitantes no se convierta en un infierno por el consumo y la contaminación. Y París va a la vanguardia de estas políticas.

Hace ya tiempo que la capital francesa ha tomado decisiones radicales para combatir la contaminación y hacer su aire más respirable. Fue pionera en la imposición de restricciones la tráfico en función de los niveles de partículas y a partir de julio de 2019 estas restricciones serán permanentes para los vehículos diesel

Una vez atacado el problema de la emisión llega el de intentar reducir su impacto. Y aquí las zonas verdes son esenciales. Y a ello se han puesto los habitantes de la megalópolis. 

Alcorques de los árboles, sendas en parques o cualquier otra zona susceptible de ser cultivada ha sido tomada por la ciudadanía. En los lugares más inverosímiles, los parisinos están creando jardines y huertos de todas las clases. Se ha convocado a los vecinos para que creen jardines de este tipo incluso en sus balcones. 


Todo orgánico

La iniciativa tiene unas normas, claro. Por ejemplo, se prohíbe el uso de pesticidas en estas plantaciones caseras. Y que aquel que cree el jardín, se preocupe de su mantenimiento. Con esas condiciones, ya hay quien incluso ha creado minúsculos huertos urbanos de productos ecológicos… cultivados en plena ciudad. 

No se sabe si estos pequeños jardines servirán para reducir la contaminación en París. Pero de lo que no cabe duda es de que los habitantes de la ciudad tomarán conciencia de la necesidad de crear y preservar las zonas verdes. Estén donde estén. 

Y a ello ayudará la alcaldía. El Ayuntamiento planea crean una zona de cultivo de unas 100 hectáreas en los que 3.000 personas podrán sembrar sus propias frutas y hortalizas.