A estas alturas ya somos conscientes de que nuestro mayor tesoro es el agua dulce. En un planeta rodeado por agua salada, disponer de un suministro de ese bien tan escaso se ha revelado clave. Porque el agua está implicada en todo lo que hacemos

Diagnóstico de situación

El Banco Interamericano de Desarrollo ha elaborado un informe sobre el Manejo Sostenible del Agua. En el documento se trata de establecer un diagnóstico de la situación actual del agua potable en todo el mundo y una serie de recomendaciones para realizar un consumo responsable de este bien tan necesario y escaso. 

Pero lo más llamativo del informe en un punto en el que rara vez caemos. La cantidad de agua que es necesario para producir todo lo que nos rodea, especialmente los alimentos. 

4.500 litros de agua en un filete

Así, según el informe, el gasto de agua necesario para nuestra alimentación va desde los 50 litros que supone producir una naranja hasta los 4.500 litros que se lleva generar solo 300 gramos de carne de vaca.

Por el camino descubrimos que la producción de vegetales es menos exigente con el agua que la de carne. Aunque hay datos sorprendentes como los 750 litros necesarios para obtener una taza de 750 mililitros de té. O los 1.700 litros que se lleva la producción de medio kilo de arroz

Curiosamente, generar un filete de 300 gramos de cerdo exige menos agua, 1.440 litros exactamente. Sin embargo, la misma cantidad de cordero sube hasta los 1.830 litros. También es curioso comprobar cómo el queso es un alimento que genera un alto gasto de agua, con nada menos que 2.500 litros cada medio kilo. 

Son datos muy relevantes que ayudan a poner en perspectiva la necesidad de un consumo racional no solo del agua, si no también de todo lo que se produce gracias a ella. Sobre todo porque solo el 2,5% del agua en la Tierra es dulce y de esta el 70% es hielo y el 29% son aguas subterráneas. Es decir, estamos viviendo con el 1% del agua que hay en nuestro planeta.