Amigos de la Tierra y la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) organizan un ciclo de webinarios tiene como objetivo que las personas consumidoras puedan familiarizarse con la obsolescencia programada y la posibilidad de reparar los productos, para consumir de forma ecológicamente más consciente.

La mesa redonda que inaugurará el ciclo se centra en el lavado verde, y a ésta la seguirán varias a lo largo de los meses de septiembre y octubre: el lavado verde o greenwashing se abordará el 20 de septiembre; la obsolescencia prematura, el 27 de septiembre; el derecho a reparar, el 4 de octubre; y el índice de reparabilidad, el 27 de octubre.

Todos los webinarios podrán seguirse en directo, con la participación activa del público a través de streaming en el siguiente enlace.

Sobre el Greenwashing

La conciencia medioambiental ha crecido en la sociedad y, en especial, en los consumidores, que buscan productos respetuosos con el medio ambiente. Según Nielsen Media Research, el 66% de los consumidores de todo el mundo están dispuestos a pagar más por productos ecológicos. Ante este panorama, dentro de su Responsabilidad Social Corporativa (RSC), muchas empresas están aplicando técnicas de greenwashing, práctica que, para Amigos de la Tierra, lleva a muchas compañías a “maquillar” sus productos de sostenibilidad, sin modificar sus modos de producción ni políticas internas. “El lavado verde manipula y engaña a las consumidoras”, explica, la organización, “impidiendo el acceso a la información necesaria para ejercer un consumo crítico y transformador”.

Greenwashing es una práctica por la que una empresa visibiliza un aparente interés por el medio ambiente pero solo con fines de marketing, sin llevar a cabo, realmente, ningún esfuerzo de sostenibilidad significativo. El resultado es una pérdida de confianza del público.

"Ecológico", "orgánico", "natural" y "verde" son solo algunas de las etiquetas más utilizadas que pueden confundir y engañar a los consumidores. Aplicar criterios verdaderamente verdes a una empresa pasa por fabricar de manera sostenible, sin materiales tóxicos o sustancias que afecten a la capa de ozono, con materiales reciclables o producidos a partir de materiales reciclados, renovables y sin afectar a especies amenazadas o en peligro de extinción. Tampoco se deberían utilizar excesivos embalajes.